martes, diciembre 18, 2007

Domingo de Vacas MOO (no).

Despierto sintiéndome el ser más cachero del universo. Entro al baño y, mirándome en el espejo, pienso: Qué bien me sienta la resaca. Es el primer domingo de vacaciones, el primer domingo que cobra vida de nuevo. Hay tanto para hacer, tantas posibilidades que no se por dónde empezar. Me estiro, salgo a la terraza y respiro hondo. El sol brilla pero no quema, el viento refresca pero no enfría. Bajo las escaleras, acaricio a mi perra, le apreto el hocico y me mordisquea. Trae su chupón gigante de hule y lo lanzo a través de la sala, se voltea y corre para traerlo de nuevo pero aprovecho y me meto a la cocina. Ya han desayunado todos y encuentro, como de costumbre, un pan frío y medio vaso de jugo de naranja. Me lo tomo sin problemas y el pan no está tan duro. Es domingo de vacaciones y nada puede salir mal. Camino un rato por el departamento sin encontrarme con nadie, parece que todos han salido. A la playa, quizá. Entro al cuarto de mis padres y YEAH justo como lo presentía, me han dejado algo de dinero. Tengo mi celular, las llaves, un billete de veinte soles en mi bolsillo y una cajetilla de cigarros. Bien jugado, domingo. Buena mañana. Mierda, no tengo encendedor [la puta madre dónde se van esas huevadas que parece compro todos los días mil quinientos treinta y ocho y todos terminan PUFF rotos en la pista carajo por qué les sacan la vaina esa de metal para manipular la cantidad de fuego y volver al bendito aparato un maldito lanzallamas puta madre es que no han tenido infancia o todo el mundo está cagado del cerebro fue.] Prendo una hornilla en la cocina y listo, problema resuelto. Doy un par de pitadas despreocupadas y subo al estudio, mejor conocido como el lugar donde esta la computadora (llamarlo estudio, sólo porque si, resulta vanidoso). Me siento en la silla que le falta un tornillo y casi me saco la mierda, ceniza por todos lados, mier-da, ¿Dónde deje la tapa de mi desodorante (cenicero)? La encuentro y un vez controlada la situación entro a MSN MESSENGER dónde siempre encontrarás un amig@ con quien conversar vanal e impersonalmente y ponerle caritas graciosas (nótese la arroba utilizada en la oración, lo sé, soy genial). Suena mejor de lo que en verdad es. Nadie me habla, no tengo intención de iniciar conversación con nadie. Empiezo a pensar que me faltan amigos. Definitivamente me faltan amigos que entren a MSN MESSENGER y estén ansiosos de hablarme en la mañana del primer domingo de vacaciones de verano. Cierro todo y salgo a la calle. Mi portero se caga de risa al verme, probablemente recordando cómo llegue el día anterior. Siempre se caga de risa. Le pido prestado un encendedor. El puto tiene fósforos, y me dice que si sigo fumando tanto no voy a llegar a su edad. Le digo (y ya es la segunda vez) que soy un caso perdido porque fumo desde cuarto de primaria. Con esta mágica frase mi portero mira al cielo y aunque no tengo pruebas estoy seguro que reza para que Dios se apiade de mi alma. Me vuelo como cinco fósforos tratando de prender el cigarro. Finalmente lo logro y devuelvo amablemente la cajita. Mi portero me pide que le invite una pitada. Cómo no.
Caminar por Miraflores es muy relajante. El sol sigue portándose bien, la brisa acompaña perfecto. Es salida de misa y el óvalo Gutierrez esta lleno de gente. Una horda de madres con hijos revoltosos y ancianas cruzan la pista listas para hacer las compras de la semana en Wong. Las ancianas son todo un caso para mi. Al comienzo les temía, pero he aprendido a vivir con ellas. Siempre que me cruzo con alguna, tiene que hacer algún gesto, mirarme mal, murmurar algo en lenguas extrañas o simplemente plantarse y gritar al viento: ¡PERO MIRA CÓMO FUMA EL MOCOSO ESE! A veces la inseguridad me gana y tengo que mirarme en la luna de algún carro para ver si en verdad mi apariencia resulta tan escandalósamente herética. Supongo que para algunas ancianas, tengo mala pinta. Sin embargo, sigo con un sorprendente pero bienvenido optimismo frenético que me hace tararear canciones que... prefiero no mencionar.
Pasando medio día, todavía estoy dando vueltas por el óvalo. Tengo hambre así que entro a Wong y compro un par de panes y una Coca-Cola. Todo es navideño en Wong. Siento que en cualquier momento unos duendes de plástico podrían saltar de atrás de un estante y robarme las zapatillas o algo. También hay nieve. Niños, todo es una mentira, acá no cae nieve ni existe nada de lo que te quiere hacer tragar la navidad importada con la que todos parecen estar contentos. Papa Noel tampoco existe, un señor conocido como el anciano del monopolio lo mandó eliminar y ahora él se encarga de darle dinero a papá-y-mamá para que te compren cosas en [el nombre de tu negocio podría estar aquí, llama ya al 91350693 para más información]. Me siento bacán caminando con mi Coca-Cola y mi bolsa de pan. Voy rumbo al parque de Miraflores.
Si, un encendedor por favor. Gracias. ¿Aló? Hey Romina [Hey que tal en que andas si chévere increíble oye no quieres de repente un día tu sabes salir por ahí caminar mira que el sol estos días esta perfecto y el malecón no queda lejos de tu casa caminar y conversar nada más mencionar lo rica que estás y avalanzarme como una bestia sobre tu cuerpo qué no daría por saborearte completa darte besitos en el cuello y quedarme dormido en tu pelo y mierda esos ojos déjame tranquilo porqué siempre termino inventando huevadas así cuando camino], ¿En qué andas? Ya, genial. Nos vemos. Chau. Acabo de salir de una bodega cerca de la Calle de las Pizzas y una amiga quiere hacer algo más tarde. Ya pasé el parque, nada especial. Me siento al borde de la vereda un rato y prendo el décimo cigarro del día. Por suerte para mí, vienen once cigarros en las cajetillas de diez de PALL MALL. Fue una grata sorpresa cuando la compré por primera vez y sigo enamorado.
La Calle de las Pizzas parece extrañar la noche. Siempre esta así durante el día, resaqueada, sucia y maltrecha. Atravesarla me hace sentir una especie de empatía general hacia todo el medio. Todo alrededor se vuelve hacia uno y uno desaparece entre todo alrededor. Antes de cerrar los ojos, veo formarse un pequeño remolino de hojas caídas, de esos que a veces hace el viento como jugando. Escucho el sonido que hace y siento que me jala. Me jala a permanecer, a estar ahí sin ser percibido. Yo me quedaría si no fuera el primer domingo de vacaciones. Sigo mi camino entonces, dejando atrás una calle pálida que quiere me acople a su melancolía. Yo tambíen espero la noche, pero qué bonito ha resultado ser este día.
Cae el sol y el cielo se pone colorsunset. Joaquina y la patrulla místicovagabunda del trago probablemente tenga algún plan para más tarde [Romina o la gente Romina o la gente Romina o la gente patrulla a la mierda es domingo y quiero chupar qué mierda si igual no me quiere o mierda quién sabe ya fue no importa total pesadilla mujer accesorio mañana la veo]. Parando un micro me veo reflejado en una de las ventanas y pienso: Mierda, qué bien me sienta la resaca.
Joc

sábado, noviembre 10, 2007

De repente, quién sabe.

Atontado, con una tonadita ridícula en la mente, te veo pasar. No se si es el trago, o el humo, pero todo parece ir más lento. Mueves un poco la cabeza contra el viento y haces eso que siempre haces con el pelo, tengo que mirar a otro lado para no morirme. Es que es demasiado lindo, no lo puedo creer. Sigo atontado y te das cuenta que estoy ahí parado, perdido en tu figura, en tus ojos, en tus labios. Estoy seguro que te das cuenta de todo, que he sido descubierto, que estas un paso mas adelante que yo, en todo. Hasta lo que estoy sintiendo, tu ya lo sabes. Y es que todo lo que pueda sentir, en este momento, tiene que ver contigo. Me extraña que aún no he hecho nada estúpido a causa de los nervios. Es mas, no estoy nervioso. Probablemente el trago este jugando a mi favor.

Sigo colgado de aquel instante entre el viento y tu pelo mientras te acercas. Al sentirte avanzar, poco a poco todo va desapareciendo. La gente, las risas, todo. Se pierden en una atmósfera de humo, luces y psicodelia, un espectáculo donde eres la estrella. Ahora que estas tan cerca, no puedo evitar prenderme en tus ojos. Un fuego que, de tus ojos a los míos, atraviesa todo mi ser. Fuera del trance poético que voy inventando en mi mente, disfrutando cada segundo de la situación, me doy cuenta que todavía no he dicho nada. En verdad no se si es necesario. Todo va regresando a su lugar, la música es más fuerte pero yo todavía no puedo sacarme esta tonadita ridícula de la cabeza. La gente, la fiesta, las risas regresan. Aún así, dentro del cuadro que ven mis ojos resaltas indiscutiblemente.

Heey :)

Hey.

Miro al cielo un segundo, respiro hondo y continúo hablando. No se que es eso que me haces, pero presiento que tiene que ver con tus ojos. De repente tú y yo, de repente podríamos, quién sabe. No estoy seguro de lo que estoy diciendo, pero te estas riendo, así que esta bien. ¡Qué no diría por escucharte reír!

Estoy solo y atontado de nuevo. Prendo un cigarro y mientras lo hago me pregunto si este breve momento significo algo. ¿Tuvo algún sentido? Y es que ahora también ríes, pero te veo en otro lado, con otra gente. Siento que todo pasa, que todo pasa sin pensarse por qué pasa. Estoy sentado, mientras todo pasa. Yo, por mi parte, prefiero permanecer sin suceder. Estar, y a la vez perderme. Podría hacer eso en cualquier parte, pero la curiosidad me trajo hasta este lugar, me dio un cigarro y me sentó en un sofá simplemente porque a veces quizás las cosas si tienen que pasar sin pensarse.

Te sientas a mi lado cuando aún estoy reflexionando, y al voltear a verme, mientras sonríes, haces eso que siempre haces con el pelo que tengo que mirar a otro lado para no morirme. Y bueno, para qué, da lo mismo contigo. De alguna manera u otra, voy a caer de todas formas.

Yo sólo quiero prenderme en tus ojos. Quemarme por completo, y volar como ceniza al viento. Estar por siempre y a la vez perderme, un segundo entre tu risa y tu mirada.

martes, octubre 23, 2007

De viernes a viernes que no recuerdo.

Voy trotando por calles nauseabundas y el universo me pertenece. Marginal me muevo a través de la noche, saliendo de alguna fiesta o reunión en donde estoy seguro me he divertido. Ni siquiera tengo tiempo de respirar, pero qué bien se siente. La adrenalina va dejando en mi cuerpo un placer intenso que saboreo con los labios. Esta sensación es lo único que me queda por experimentar, dejo en blanco la mente para que se apodere de mi cuerpo. La calle es infinita, es todo lo que existe hoy y ahora. Fuera del tiempo voy trotando sin saber bien por qué.

De pronto, dejándome llevar por esta sensación extrema, caigo de rodillas al piso mirando al cielo. Cierro los ojos lentamente y dibujo figuras en la oscuridad. Estrellas fugaces dan vueltas por todos lados y voy armando tus ojos con ellas. Ahora sólo queda tu mirada. Ahora puedo volver a pensar, ahora recuerdo. Sin embargo, todo sigue muy confuso. Tu mirada, fija en mi mente hasta ese momento, explota en puntitos de luz que se pierden en lo oscuro. Imágenes empiezan a volar una tras otra, fragmentos de lo vivido hace un rato, antes de escapar de todo, antes de empezar a correr, a trotar luego y finalmente caer de rodillas cerrando los ojos.

Con algo de miedo, me encuentro ahora mirando alrededor, regresando a la realidad pero volteando a todos lados como si hubiera viajado a un mundo desconocido. Todo es tan normal ahora, tan cotidiano que siento un vacío increíble. Prendo un cigarro y trato de ordenar las imágenes que recordé como en un rompecabezas. Intuyo que ya es de madrugada y debería ser entonces domingo. Todo lo que me llevó hasta este instante empezó el viernes en la noche.

Era un fin de semana como cualquiera y estaba buscando algo para hacer. Hago un par de llamadas y quedo con unos amigos para salir a tomar, como de costumbre, a un bar conocido de la ciudad. Recuerdo… no recuerdo ni mierda. Las imágenes vuelven a desordenarse. No tengo más cigarros. Me siento miserable y espero que una vez que me duerma, la resaca no me trate demasiado mal al día siguiente. Voy caminando por calles que pronto se terminarán, voy buscando un taxi que me lleve a mi casa. Entre mis bolsillos encuentro un papel con el número de alguna flaca. Al menos eso parece. Tengo algo de dinero y mis llaves.

Por fin aparece un taxi. Me subo y apoyo la cabeza contra la ventana. Si hago algún esfuerzo, probablemente llegue a recordar lo que hice el sábado durante el día, pero no me interesa. Las luces de afuera pasan volando una y otra vez a mi costado como últimamente se han ido pasando los fines de semana. Tengo la respiración entrecortada y unas ganas terribles de llorar. ¡Cómo me asfixia esta situación! Tanto tiempo perdido buscando una salida, algo que me haga sentir vivo de nuevo. Un fin de semana más que se me escapa y contribuye a mi desesperación. ¿Cómo soportar lo que me espera? No quiero volver.

Abro la puerta de mi casa algo mareado. Procuraré mantener la mente en blanco, dejar que pasen los días hasta el siguiente viernes. Y es que es así como estoy viviendo: de viernes a viernes. Viernes de los que poco entiendo, viernes sin sentido que me enredan, que me tientan y me engañan, viernes de los que no me acuerdo nada el domingo en la madrugada.

Quizás nada de esto tenga sentido, qué extraño me siento por dentro. Joc.

lunes, setiembre 24, 2007

El Otro Lado

Dos tiros a la cabeza y un charco de sangre a mi alrededor. Todo es tan borroso, veo rayos de niebla que vuelan de un lado a otro, pinceladas rojas cada vez que respiro, un nudo en la garganta y tantas ganas de llorar. Tantas ganas de llorar.

¿Qué me pasó? Muerto con dos balas en la cabeza, sigo tirado en el piso. Las luces se van apagando, ya no hay voces, ya no hay gritos. Es el fin de todas las cosas y escucho una melodía que me tranquiliza, que me seda. El sol esta saliendo y puedo oír el canto de las golondrinas al amanecer. Una luz tenue atraviesa las hojas que caen de un árbol a mi costado. Una paz inmensa me llena mientras respiro aire puro. ¿Aire puro? Quién lo diría. Me incorporo lentamente como si hubiera despertado de una siesta. No se dónde estoy ni quiero averiguarlo. Camino un rato entre las hojas que se amontonan en la hierba. Caminando me doy cuenta de lo increíble que es toda esta situación. Estoy seguro de haber muerto, ¿Estoy ahora del otro lado?

Siempre sería otoño si en este lado existieran las estaciones, pero para esto tendría que pasar el tiempo, tendrían que pasar los minutos y las horas que acá no existen. No siento más que instantes. Instantes que son y luego dejan de ser. A instantes avanzo sin siquiera moverme, a instantes me muevo sin necesidad de avanzar. Es como un cuadro que es repintado constantemente. Siempre me encuentro en el mismo cuadro, inmóvil pero pintado diferente a cada respiro.

No tengo hambre, no tengo sueño. No estoy cansado ni aburrido. No espero nada, no busco nada. Inmóvil camino por un sendero que nunca acaba. Sin embargo, la tranquilidad que sentía al comienzo va transformándose en una rabia incontenible. Un odio podrido que llevo adentro, unas ganas atroces de salir de este lugar. ¿Qué es esto? ¿El cielo? Lo dudo. ¿El infierno, entonces? Lo esperaría más poblado. Llego a la conclusión de que estoy atrapado en algún lugar intermedio, en una especie de salita de espera. Espero sin que pase el tiempo que no existe.

Quiero volver. Si, quiero volver al mundo de mierda que me escupió tantas veces, que me golpeó y me hizo sangrar tantas veces, del que en tantas ocasiones quise escapar. Nuestro mundo es uno que no sabe querer, nuestro mundo es uno que te dispara en la cabeza, dos veces. No obstante y a pesar de las circunstancias, hay demasiado por ver, por sentir, por sufrir y por gozar en el mundo para por lo menos sentir curiosidad. Es a esta curiosidad a la que me aferro con todas mis fuerzas, aún cuando ya estoy muerto.

Todo lo que pude sentir en ese lugar es inexplicable. No tendría forma de responder a cómo llegue a evolucionar en emociones en este espacio sin tiempo ni cambio. De alguna manera logré dar un paso adelante en una dimensión donde eso no es concebible. Es cierto que me morí, pero quizás no del todo. Al transformar mis sentimientos, cambiaban al lado de los vivos, y definitivamente ya no estaba del todo en el otro lado. Mi esencia se escapó del sistema y fue filtrándose de regreso a la vida.

Al regresar, todo estaba exactamente como lo dejé en el instante que pasé a estar muerto. Seguía la sangre a mi lado, la gente a mi alrededor, todo se iba aclarando. La niebla se consumía en el aire, las luces ya no eran tan confusas. Ponto la gente se fue dispersando, todos tomaron distintos caminos, ahora me encuentro solo y tirado en el piso. Con mis manos busco las heridas que me mataron pero ya no tengo nada. Respiro hondo buscando calmar el dolor de cabeza que tengo. Me incorporo lentamente como si hubiera despertado de una larga noche de humo y alcohol. No se dónde estoy pero creo poder averiguarlo. Camino un rato entre las calles trasnochadas que todavía no quieren despertar mientras me doy cuenta de lo increíble que es esta situación. Ahora que estoy seguro de estar vivo, ¿De qué lado estoy?

Joc

miércoles, agosto 22, 2007

Broder, ¿Qué está pasando?

Broder, ¿Qué está pasando? ¿Qué es esto? ¿Por qué hay rayos multicolores en el cielo? ¿Qué es este ruido tan extraño? Broder, ¿Qué me sucede? He perdido el control maleado. ¿Quién es toda esta gente? Todos me miran raro. Me señalan con el dedo, me acusan. Váyanse todos a la mierda, se está moviendo el piso. Va girando como un remolino, como si fuera un abismo hacia otra dimensión. Si tan sólo saltara, quizás todo sería diferente. Quizás allá abajo me espere un mundo mejor, con nubes pintadas de psicodelia todos los días, donde las casas estén hechas de sueños, para así vivir en ellos para siempre, hasta siempre. Soñando caminaríamos por las calles de este mundo imaginario y entre sueños volando quizás algún día encontraría una mirada que se cruzara con la mía. Quizás seríamos felices para siempre, en el mundo de hasta siempre.

BOOM de vuelta a la realidad. En verdad todavía no me doy cuenta, pero es el aroma que siento el que me dice que he regresado al sucio antro donde me encontraba antes. Ahora veo todo más claro, ya no es tan abusivo el efecto del humo verde. Broder, qué verde.

Ahora si, en serio, ¿Qué mierda hago acá? Estoy sentado en una mesa llena de personas que no reconozco, fumando cigarros que no son míos y chupando un trago extraño que me invitaron. La verdad es que estoy secando cada vaso que encuentro. Supongo que es mala idea tratar de aplacar esta sed atroz que siento con más trago, pero hey, es lo único que encuentro alrededor.

Noto entre la gente a una chica que me mira a cada rato. No creo que sea por mi pinta ya que estoy hecho una cagada: más que borracho, mal vestido y oliendo a marihuana. Mierda, pienso, debo estar meado por algún lado. Doy un vistazo a mi jean pero nada, examino mi ropa buscando algo ridículo, pero nada. ¿Qué le pasa a esta flaca?

Me incorporo lentamente, tambaleándome entre las butacas alrededor de la mesa. En el camino seco el último vaso de ron (al menos eso parecía) que quedaba en la mesa. Me acerco a la pista de baile. Una masa de cuerpos se mueve al ritmo de la música. Broder, la gente esta loca. De pronto, la chica que me estaba mirando aparece detrás de mí y me dice algo al oído. No la puedo ver pero estoy seguro, no puede ser nadie más que ella. Me volteo y broer, que rica se ve la rufla esta. Es rubia, de ojos verdes y unos labios increíblemente sensuales. Llevaba puesto un top rojo y un jean pegado que hacían juego perfecto con su cuerpo. Qué rica.

Es absurdo, no tiene sentido. Estoy bailando con la rubia. Soy un dios. Estamos agarrando. Soy más que dios.

Qué brutal. Ya no puedo más. La noche quiere cobrar la cuenta y me agarró con el pantalón abajo. Literalmente. Voy entrecerrando los ojos, perdiendo la conciencia. Broder, ¿Qué está pasando? ¿Qué es esto? Tan cerca del cielo. En este punto ya no importa nada, yo le vendo mi alma al diablo por tirarme a esta rubia. Me tiemblan las piernas, ya no aguanto. Flaca, por favor, empieza. Levanta la cabeza y me mira, sonríe.

Me despierto en la vereda de un callejón de mala muerte y supongo que es de mañana. Sigo con el pantalón abajo. Hay botellas a mi alrededor y vómito como mierda. ¿Qué pasó con la rubia? ¿Qué pasó con la noche? Quizás fue real, quizás fue un sueño. Quizás fue el alcohol, quizás fue la hierba. Broder.

Joc

martes, julio 31, 2007

La princesa de Inglaterra

Hermosa princesa, virgen de Inglaterra
Baila bajo la luna camino de Venecia
Viaja a través de mares y sirenas
Viaja feliz en un barco de piratas.

Llega a puerto el barco de Inglaterra
Baja encantada la princesa
¡Qué maravilla resultó ser Venecia!
Es noche de fiesta en la casa del duque.

Cuánta máscara, cuánta belleza
Las luces se apagan y el carnaval empieza
Hoy no interesa quién sea tu pareja
Todo es posible en una fiesta de Venecia.

Ya todos están advertidos
Nadie toca a la princesa inglesa
Sin embargo ella baila como si nada
No entiende por qué todos se le alejan.

Sale del carnaval decepcionada
Ahora comprende por qué viajaba a Venecia
Que maldición parece ahora ser tan bella
Todo es culpa del duque malo.

Faltan pocos días para la boda
La princesa encerrada permanece
Qué suerte y problema a la vez parece
Tenerla frente a mi ventana.

La observo día y noche
Inmóvil como una gárgola
Qué sonrisa, qué mirada
Su veneno me consume, desespero.

Saber que está tan lejos
Su destino tan distante
Y un día cualquiera caminando
Tener sus labios tan cerca.

Se aleja escondida entre la multitud
Escapando a su fatal destino
Se oyen gritos desde el palacio
¡Princesa! ¡Espera! Yo te amo.

Qué no daría para tenerla de nuevo
Por lo menos pintada en la ventana
No te alejes hoy, princesa mía

Déjame velar esta noche acompañado de tu belleza. Eres ahora y serás por siempre, mi chica de Venecia. La chica de Venecia. Joc.

lunes, julio 30, 2007

La chica de Venecia, ¿Dónde anda escondida?

Estaba yo un día cualquiera, como cualquiera está en un día cualquiera. Me encontraba mirando el techo y fumando un pucho. Veía salir de mi boca un humo tan fantasmagórico, tan misterioso que me encantaba. Y de pronto ya no sentía el piso bajo mis pies, ya no tenía un techo sobre mi cabeza. Junto al humo de mi cigarro estaba volando, me envolvía como seda y me llevaba de una manera tan suave, tan cariñosa que sólo quedaba dejarse llevar. Volamos entre las nubes, por encima de la ciudad. Poco a poco la gente se fue dando cuenta y mirando al cielo exclamaron todos: ¡Miren al cielo! Y todos me vieron.

Todos me vieron volando entre el humo de mi cigarro, nadando entre nubes, acariciando su nubosidad. Todos me vieron, y me aclamaron. Y con cada pitada que daba al pucho, alguien más salía volando, envuelto en el humo mágico. Pronto ya no quedaba nadie en la tierra y todos estaban flotando por aquí y por allá, bailando felices de la vida. Entre tanta alegría, yo seguía sólo y con mi cigarro.

La fiesta en el cielo parecía de nunca acabar. Estaba sentado en una nube, sentado como en un día cualquiera, solo que en una nube. Luego apareció una chica que decía ser de Venecia y, para mi sorpresa, no volaba gracias al humo de mi cigarro. Tenía alrededor suyo un brillo, un aura de luz increíblemente hermosa. Era perfecta, la chica de Venecia.

Nos miramos fijamente un instante que pareció durar para siempre. Le pregunté si quería bailar pero no respondió y voló entre las nubes a esconderse. De pronto ya nadie estaba en el cielo, yo seguía en mi cuarto y mi pucho se había terminado. Salí a la terraza y, buscando entre las nubes, me quedé mirando el cielo. Y aún lo hago muy a menudo, pues todavía tengo esa mirada clavada en la mente, la de aquella chica, que un día en el cielo, me dijo que venía de Venecia.

Qué genial resulta a veces fumar un cigarro en el momento adecuado. Joc.

martes, junio 12, 2007

Doctor Paín habla sobre El Dios de los Tres

Ya habían viajado un buen rato, cuando de pronto el Doctor Paín se detuvo en medio del espacio frente a tres estrellas que formaban un triángulo perfecto. Entonces empezó a hablar, y como el gran maestro se estaba dando cuenta de que en verdad no sabía nada sobre el verdadero Mundo, decidió escuchar atentamente. Aún pensaba en Verónica, pero eso no evitó que se concentrara.
El Dios de los Tres no tiene verdadero nombre ni forma. Esta es sólo una de las interpretaciones que los antiguos sabios le dieron al Dios de los Tres. El ser, sus sentimientos y la realidad que lo envuelve; tres elementos que juntos se encuentran en cada uno de los mundos de los diecisiete universos descubiertos en nuestro tiempo. El Dios de los Tres está presente en todo, lo es todo. Sin embargo, son otros entes los que hoy en día mueven a los mundos. Entes reguladores, por así decirlo, y un código en constante evolución. El Dios de los Tres ya cumplió con su parte y mira desde la nada con ojos llenos de ternura el presente. Obviamente, al decir ‘desde la nada’, en verdad quiero decir ‘desde todo’. Pues lo es todo.

Había una vez, en un mundo muy lejano al nuestro, un dragón blanco llamado el Dios de los Tres. Este mundo había cometido el error de llamarlo así, pues el Dios de los Tres lo era todo, y este ser sólo era un dragón blanco. Y el mundo lejano lo adoraba como si lo fuera todo, y el dragón blanco llegó a creer que lo era todo. Entonces el verdadero Dios de los Tres se reveló ante todo ese mundo, dio una bofetada al dragón y dijo al mundo entero: ‘Ustedes ya no creen en mi y prefieren creer en un dragón que no es nada. Esto me duele ya que yo también soy ese dragón, y ahora debo castigarlo.’ Dicho esto, ya se había cumplido el castigo. El Dios de los Tres se había ido de ese mundo y separado de su universo estaba. Entonces los seres de ese mundo sintieron que eran los únicos en todo el Mundo y tuvieron una gran fiesta. Sin embargo, cada día era más oscuro que el anterior. Y el dragón blanco no podía mirar al cielo, pues tenía miedo.

Ya que este relato es muy antiguo, muchos lugares son llamados ‘mundos’ porque no hay otro nombre exacto, pues la Tierra es la Tierra y no es Marte, y si en algún cuento alguien llamara Marte a la Tierra, sería algo muy malo. Entonces a todos estos lugares se les llama ‘mundos’, pues lo son, aunque si se dice ‘el Mundo’, se está refiriendo a todos los mundos conocidos y por conocer, quizás hasta más allá de los diecisiete universos. Sólo el código Verónica es capaz de revelar estos mundos, y lo hará a su debido momento, pero como no sabemos mucho de Verónica todavía, por ahora no importa. Vamos, ése es el camino.

jueves, mayo 17, 2007

El gran maestro, Doctor Paín y la Revelación.

El gran maestro salió apurado de la estación y subió al primer taxi que se le cruzó. Había decidido no ir en tren, lo veía tan lleno que lo abrumaba. No podía pensar tranquilo en un tren, ciertamente tampoco lo podía hacer en medio del tráfico pero no le quedaba otra. Pensó en lo que le dijo su mamá aquella vez que no quiso acercarse a darle un beso y luego vio el gran camino que había recorrido desde entonces. Respiró tranquilo un par de veces y le pidió al taxista que prendiera la radio. Esta radio venía de Japón y, por eso, solo captaba estaciones japonesas. Pa pa parapa pa sonaba la radio y el gran maestro tronaba los dedos mientras le caía el aire contaminado de la calle en la cara. ¡Qué feliz se veía el gran maestro! Se dijo, así es como funciona el mundo, una radio pa pa parapa pa, ese aire tan puro y gris a la vez ya poco importan. Terminaba la canción y ya casi llegaba el gran maestro a su destino. Se bajó una cuadra antes para poder caminar un rato y al llegar a la agencia de viajes, compró dos boletos a Hawai.

Salió el gran maestro satisfecho de la tienda y justo cuando se subía a un segundo taxi, una sombra oscura se coló a su lado y junto al ritmo de la canción de la radio japonesa, le dijo al oído sonriendo:

Pa pa parapa pa, Oh gran maestro. ¿Piensas tomar vacaciones?
Tú que creaste al mundo, ¿Piensas tomar vacaciones?
Tú que creaste este mundo, ¿Qué piensas hacer?

¿Cómo que este mundo? Preguntó el gran maestro, algo incómodo. Yo cree el mundo, este mundo, por supuesto, pero como no he creado ningún otro, es simplemente EL mundo. ¿Qué quieres decir con “este mundo”, entonces?

Bueno, verás, no sólo existe un gran maestro. Y todos en algún momento se encuentran con Verónica y le regalan el mundo a sus ojos. Y luego compran boletos a Hawai, y luego se encuentran conmigo. No sólo existe este mundo. Existen muchos más. Y tu mundo se encuentra dentro de diecisiete otros mundos, los cuales como uno solo dan vueltas alrededor del Sol. No, no es el sol que creaste. No me mires así.

Lo pensé en algún momento, pero nunca me pareció posible. Sin embargo, no pueden ser todos exactamente iguales a mi, ¿o si? Yo me considero muy especial.

No todos tienen barba. Y hace dos años un tipo compró boletos a Grecia. Obviamente son diferentes personas, cada una con una esencia única y especial, pero todos destinados a hacer lo mismo. Verónica tomará tu mundo y lo reunirá en su código original para luego ser absorbido por el Sol. Es así como funciona el mundo y no tiene de fondo una canción de radio japonesa.

Pero…

Pero nada. Ven conmigo a la dimensión superior, desde donde se pueden ver todos los mundos, hasta podremos ver el Sol. Es precioso, te lo prometo.

Supongo que no me queda otra.

Supones bien.

¿Quién eres?

Mi nombre no tiene importancia, pero puedes llamarme Doctor Paín. Soy el vínculo entre los mundos del hombre y la dimensión superior. Mi tarea es asegurarme de que el proceso de reunión con el Sol sea completado. Ahora vámonos, el Apocalipsis esta a punto de empezar.

Y así se fue el gran maestro. Su mundo ya no era más, ahora estaba solo. Aún no sabía mucho del Doctor Paín, pero parecía tener buenas intenciones. Pronto se encontrarían con la princesa de la nada, algo que ni siquiera el Sol había calculado.

jueves, mayo 10, 2007

El gran maestro, Verónica y la creación del mundo

Y el mundo fue creado. Existía un gran maestro, creador de un gran mundo. Fuera de este mundo, no había nada, y de la nada misma había surgido todo. Pues todo era el gran maestro y en su mente no podía haber nada más. El mundo consistía de todo lo material y lo no material, lo invisible y lo que todos podían ver, lo que era y lo que aún no se había dado. El gran maestro lo sabía todo, pero no lo controlaba. Su creación excedía a su mente, a su poder, ya que había evolucionado. Ramificado, mucho más allá de lo que nunca hubiera podido imaginar el gran maestro. Sin embargo, las leyes principales permanecían intactas. Bailaba solo el gran maestro, solo en una calle de un callejón cualquiera, conversando con las estrellas, bailaba solo.

Bailando un día, se encontró con el código. Verónica era su nombre y, a través de su nombre, se podían ver todos los colores del mundo, sus sabores y aromas, sus alegrías y penas. Digamos que era el pincel que pintó el mundo. El gran maestro no la había usado, más bien ésta se había dejado llevar, como bailando. Pero Verónica ahora también bailaba sola y, tenía que decirlo, estaba más preciosa que nunca. El gran maestro suspiró al verla, emocionado de cómo se habían tornado las cosas. Era un código perfecto, su mundo era perfecto, aún cuando no lo controlara ya no existía duda en su mente: La naturaleza encontraría su camino y todo seguiría su rumbo. Y entonces se dio cuenta, su trabajo había terminado.

Oh, suspiró el gran maestro. Son tus ojos los dueños de esta dimensión. Ahora respiro tranquilo y respiro para ti, así como todos ahora respirarán para ti. Entonces salió apurado, pues no quería perder el tren. Por supuesto que el gran maestro no sabía nada de las otras dimensiones, ni del Doctor Pain, y por ahora no importaba.


domingo, marzo 18, 2007

Una Noche Cualquiera: La Historia X

Buenas. La historia que relataré a continuación es, como todo lo que escribo, cien por ciento real. Para los raritos, o para cualquiera que no me conozca (rarito), suelo añadir detalles algo extravagantes que, obviamente, no sucedieron en esta vida. Sin embargo, no puedo negar que a veces siento unas ganas incontrolables de golpear a alguien con un bate. ¿Estamos? Muy bien.

El sábado (ayer) por la tarde me encontraba luchando contra una resaca increíble. Estaba frente a mi computadora. La resaca era tan mala que, si en ese momento hubieran aparecido payasos satánicos con sierras eléctricas dispuestos a matarme, lo más probable es que lo hubieran logrado. No aparecieron.

Mis planes para la noche: No, no eran videojuegos. Tampoco estaba de humor para talar árboles o practicar karate. Como nunca, tenía planes relativamente normales: Salir por ahí, ir a alguna reunión, etc. Aburrido. Boo hoo.

Me encontré con Mica, Pepo y Tiago. El pequeño hermanito de Mica me preguntó por qué había venido en pijama. Luego empezó a presumir sobre sus pestañas. Eran envidiables, y casi me caigo por la ventana de la risa. Ese niñito es de puta madre.

Salimos a la Javier Prado. Se supone que íbamos a encontrarnos con Fico en un faro (creo, eso fue lo que escuché) pero nos falló y cuando lo llamamos ya estaba en camino. La reunión era en la Molina. Doce soles nos costó la gracia de ir hasta allá. Ya ni siquiera me acuerdo por qué accedí a ir en primer lugar. Horrible.

Al llegar a la casa, saludé a un montón de patas que no veía hace mucho tiempo. Hasta el momento todo bien, pero faltaba ese elemento que hacen que las reuniones sean tan divertidas: mujeres. A veces pienso que los dioses de la ironía se entretienen poniéndome en estas situaciones. Pueden imaginar cómo me quedé cuando, al dar un paso en la sala, BAM! MiEx y LaCínica frente a mí. Para contextualizar, “MiEx” es una chica con la cual nunca estuve oficialmente pero igual es considerada mi ex y “LaCínica” es otra niña que, bueno, tiene una historia muy peculiar con mi amigo Klucho. Si no me odian, por lo menos ambas me evitan. No creo que sea necesario mencionar que son pura maldad. Son pura maldad. Si las hijas de Satanás bajaran (o subieran) a la tierra, estoy seguro que se parecerían a MiEx y a LaCínica. Aunque se peleen y rajen una de la otra, siguen la misma religión oscura.

Bueno, la cosa es que estaba parado ahí y no sabía qué hacer. LaCínica estaba con un pata que me hizo recordar la historia de Klucho. Es de lo más extraño lo que esta chica le hace a los pobres hombres que atrae. Es como que, para gustarle, tienes que estar siempre detrás de ella, escuchando sus “problemas” deprimentes. Luego de dedicarle todo tu tiempo, fe y devoción, sólo tienes que construirle un santuario en tu mesa de noche para que le gustes. Lo que sucedió con Klucho, no tengo el derecho de contarlo. Mentira pues, qué importa. La cuestión es que Klucho y LaCínica se llevaban muy bien, aunque todo el mundo sabía de la mala fama de LaCínica, Klucho no le creía a nadie y parecía saber lo que hacía. Luego de un tiempo, se besaban ocasionalmente. Y así fue avanzando su relación, aunque ella le decía que “lo amaba con toda su fe sin medida” o que “eso que sucedió en la casa de MiEx fue más que un agarre”, todo permanecía en secreto. Hasta que su enamorado se enteró. Pobre, lo único que atinó a hacer fue ir y tratar de pegarle a Klucho. Lo hizo, pero Klucho no tuvo problemas con recibir un par de golpes. Un par de golpes bien dados no cambian el hecho que tu enamorada te sacó la vuelta repetidas veces (por lo menos fue sólo con Klucho, eso espero). Pobre.

Lo más grave de toda esta situación fue que, luego de pegarle a Klucho, el pobre enamorado decidió terminar sus negocios con LaCínica. Obviamente. En este momento es justo decir que LaCínica perdió la razón. Con roche. Negó todo lo sucedido con Klucho, le dijo a su (ahora ex) enamorado que lo amaba y que Klucho era un mentiroso. Lo más gracioso es que Klucho tiene cartas y mails que prueban que todo lo que dice es verdad. Es más, yo se TODO lo que pasó, ya que Klucho me lo contaba al día siguiente de haber hecho algo digno de contar. Hasta hoy, LaCínica lo niega todo. Es, para no seguir con este tema, simplemente una escena triste en una muy mala obra de teatro.

Si le he dado tantas líneas a este caso fue porque pensé en todo eso al ver al pobre hombre (lo llamaré Pobreniño) detrás de LaCínica. Tocándole el pelo, abrazados. Me dio escalofríos. Al otro extremo del sofá se encontraban MiEx y su enamorado. Lo llamaremos “Aquaman” para esta historia. Entonces me acerco y saludo a LaCínica, a Pobreniño y a Aquaman, pero al acercarme donde MiEx, se aleja. Digo: AAAHHH YAAAA BACÁN y salgo de nuevo a la puerta a contarle a todos. Nadie quería que me buscara problemas con Aquaman, pues tenía todas las de perder. Problemas era lo que menos necesitaba en ese momento y, además, me habían dicho que Aquaman era buena gente. En efecto, así lo parece, aunque eso no fue exactamente lo que MiEx me contó de él mientras “estábamos”. Luego regresé a la casa, pues la gente me estaba enviando mucha energía negativa innecesaria.

Estaba conversando con Tiago cuando de pronto MiEx dice que quiere hablar conmigo. Pienso: problemas. Yo suelo hablar tonterías sobre la gente siempre, pero digamos que para hablar de una ex siempre se tiene una motivación más grande. La conversación no fue nada interesante, porque me cuidé de no decir nada que pudiera causar un escándalo. Sin embargo, luego me puse a pensar. Esta es la conversación que debimos haber tenido, yo, MiEx, Aquaman atrás de ella y LaCínica a su lado, mirando al piso.

MiEx: Joc, ¿Has estado hablando huevadas de mí? DIMELO PUES DIMELOOO!!
Joc: Obviamente. Yo hablo huevadas de todo el mundo. ¿Cómo no voy a hablar mal de mi ex? Además, también eres una mala persona. ¿Cómo no voy a hablar mal de una mala persona?
MiEx: OSEA HAS ESTADO DICIENDO QUE SÓLO ESTOY CON AQUAMAN POR LA PLATA???!!!?!
Joc: (pausa)… En efecto, si. Puede que no sea sólo por eso que estás con él, pero definitivamente es un factor importante. Yo no lo inventé de la nada, pregúntale a LaCínica. Además, ¿no era Aquaman el pata que te acosaba? Si mal no recuerdo, una vez me contaste que casi te pega y que le tenías miedo. (mirando a Aquaman) Qué raro, ¿no? Tú me pareces recontra normal.
MiEx: UKULAKA BUBU WALALALA CALLA MIERDA!!! Y TAMBIEN DIJISTE QUE YOOO QUERIA TIRAR CONTIGO? OSEA QUE TE JURAS MANYAS!!!
Joc: Primero, deja de hablar lenguas extrañas. También es verdad que dije eso. Esa noche fue muy divertida. ¿Te acuerdas, LaCínica? Me encantan los mensajes sutiles. Quizás otro día podamos hablar de eso. O quizás mejor no. Creo que me están llamando.

Al alejarme, Aquaman trataba de calmar a MiEx. Qué pena que, en el momento preciso, mi mente no funcionó de una manera calmada. Desafortunadamente, me limité a decir cualquier idiotez que me sacara el problema de encima y me fui.

Me olvidé de todo el asunto anterior y empecé a darle fuerte al Chivas. Conversando, relajado, feliz de la vida. Luego, regresaron los patas que se habían ido a comprar más trago. De repente, alguien pone una chata de ron frente a mí. Algunas personas si me conocen.

Luego de terminar el ron, aparecí en la cocina, donde se había concentrado la gente. Pepo empezó a contar mi historia del fin de semana en la playa. Vuelan bebés y todo el mundo esta riendo. Sigo contando no se que otra cosa y todos se ríen de nuevo. De pronto, hay un shot de no-se-que-mierda EN LLAMAS. OSEA FUEGO. Creo que fue mi querido amigo ElBello el que lo preparó. Desde mi punto de vista, sólo estaba desperdiciando trago ya que nadie, aunque estuviera borracho, se tomaría eso. Simplemente imposible. Llegó Biberón, algo picado, y destruyó mi teoría.

Uno tras otro, tomó hasta tres de esos shots en llamas. Era una escena increíble, cámaras por todos lados, tomando fotos y filmando como Biberón se iba tomando todo lo que le ponían en la mesa. ¿Cómo mierda hizo eso? Quizás la ciencia nunca lo descubra.

Cuando ya no podía más, lo llevaron a la cocina. ¡Biberón no se cae! Algunos fans eufóricos coreaban. Termino inconsciente y en su cama, su momento de gloria ya había pasado. Por lo menos murió luchando. Y además, gracias a mi, aprendió a fumar. Soy una buena persona.

Para no hacerla larga: Estamos en la casa de Biberón. Su mama, limpiando el desastre que era la cocina. Silenciosamente entre a la cocina para sacar un Red Label que se había quedado en la cocina, bajo el lavatorio, junto a los detergentes y otras cosas tóxicas. Encuentro el Red Label sin tapa. Es muy probable que sea tóxico. A nadie parece importarle. Tomo directamente de la botella y mi estómago se enoja conmigo por eso. Tengo que aguantarme el vómito, estoy en un carro. Una vez más, los dioses de la ironía me estafan: en el carro también estaban MiEx, LaCínica y Aquaman. Pepo se había robado el celular de alguien. Exigió diez soles por su devolución. De pronto empezamos a preguntar por Klucho. Klu-cho. Hey, ¿dónde esta Klu-cho? KLU-CHO.

LaCínica: Joc, ya abúrrete.

A veces el mundo es injusto. El auto se detuvo en una calle con suficiente movimiento para que encontrara un taxi. Estaba con Tiago. Dejé que la ciudad y las luces me envolvieran y me devolvieran a mi hogar. Joc.

Una Noche Cualquiera: El jueves fragmentado.

Esta historia de la vida real ocurrió un jueves de febrero, ya acabándose las vacaciones, podría decirse que estaba desesperado por algo de acción o, por lo menos, terminar completamente inconsciente. Ese día, sabía de dos reuniones. El hecho de que me hayan invitado o no generalmente no interviene en mi decisión de aparecerme al lugar igual, así que podía elegir cualquiera. Voy a relatar mi recorrido toda esa noche lo mejor que pueda. Como podrán imaginar, hay momentos de los cuales no tengo recuerdo alguno, pero qué importa.

7:30: Estoy sentado en mi computadora, como de costumbre. Justo cuando estoy a punto de subir un nivel más en el juego, Samu se aparece en la puerta de mi edificio. Desde el sétimo piso le grito que no puedo, que estoy jugando. Me mira raro. Regreso al juego.

7:32: Suena mi celular. Es Samu. Dice que tiene las llaves del bar. Ahora salir suena como una buena idea, le digo que me espere un rato. Samu es un pata que conocí en estado de ebriedad total en una reunión, mientras un mago de la calle contaba chistes. Es grande y su familia desciende directamente de los samurai. Y su tío es dueño de un bar.

7:45: Salgo de la casa, cambiado y perfumado. Tengo los ojos pintados y soy genial por eso. Samu no piensa lo mismo y me mira raro. Prendo un cigarro y le cuento sobre las reuniones. El quiere quedarse en la más cercana, yo no tengo problemas en irme a la planicie. Caminamos.

7:55: Llegamos al bar. Esta completamente cerrado. Llave tras llave, se van abriendo las rejas. Una vez adentro, nos damos cuenta que el local había estado cerrado dos semanas y que algún hijo de perra no había jalado el water. Sin embargo, nos quedamos. Miro de lado a lado la barra eligiendo los tragos. Luego de la selección, teníamos en la mesa: Un vodka, dos rones a medias, un whisky, un vodka NEGRO y un trago de frambuesa rojo. La alcoholización estaba asegurada, la acción vendría luego. Me doy cuenta que no tenemos con qué mezclar los tragos y salgo a la bodega a comprar.

8:02: Hay un teléfono público en la bodega. Llamamos a un par de amigas para ver si se nos adelanta la acción. Dicen que no las dejan venir. ¿Qué clase de padres no dejan ir a sus hijas adolescentes a un bar en la noche? Es gracias a ese tipo de padres represores y autoritarios que existen las monjas y el feminismo. Bueno, si no quieren venir, que se jodan. Más trago para nosotros.

8:05: Estamos sentados en la barra, listos para la guerra. Lanzo una campaña contra el poco whisky que quedaba y salgo bien parado. Tres vasos de ron seguidos me mueven un poco el piso, pero la batalla no estaba perdida. Aún con algo de fuerzas, empecé a tomar del trago rojo de frambuesa. Era delicioso, pero era una trampa. Luego de un par de vasos de esa sustancia maligna, ya era una baja más en la guerra. Samu seguía parado y se reía. Mientras tomábamos, Samu me contó que en ese bar habían fantasmas. Aparentemente, un chamán dejó a una anciana y unos niños para que molesten a la gente. Luego vino otro curandero, y botó a los niños. Se supone que la anciana nunca se fue. Al escuchar esto, sentí unos pasos en el segundo piso. Tuve miedo.

10:03: Nos apresuramos a salir del bar. La brisa de afuera me mueve un poco la cabeza. Estaba oficialmente picado. Empiezo a tambalearme en la vereda, Samu se ríe. Le pido un cigarro. Nos subimos a un taxi y eventualmente llegamos a la casa de una amiga. Al salir a la puerta, se ríe. Yo también me río, frente a su mamá, tirado en un sofá. Literalmente casi me muero de risa en el piso. No entendió el chiste y nos sacó lo más rápido que pudo de la casa. Su mamá nos va a jalar a la primera reunión. Ya había hablado con otros dos patas, me estaban esperando ahí.

10:15: Luego de recoger a otra niña, llegamos a la reunión. Solo bastaron un par de minutos para darme cuenta que debíamos irnos. Y de ese par de minutos, uno y medio estuve en el baño. Si, era así de horrible. Sin embargo, el baño funcionaba bien. Di las gracias, y salimos caminando con Momo y Klucho. Se dieron cuenta que estaba picado, aprovecharon la oportunidad para golpearme. Tengo amigos.

10:20: Estamos en otro taxi, camino a la casa de la enamorada de Eugene. Procedo a hablar estupideces y soy golpeado. Era bastante mas tarde de lo acordado y Eugene y su enamorada ya estaba esperándonos en la esquina. Saludo a ambos y empiezo a patear un poste.

10:33: Ningún taxi nos quiere recoger. Es más, nos evaden. No se si tenga algo que ver con esto:

Joc: OSEA TU CAGAS PLATA, ¿NO? TAXISTA DE MIERDA… CARAJO…
Todos: Ya cállate, mierda.
Joc: ¡¡ ¿PERO POR QUÉ NO NOS RECOGEN?!! ¡¡LA PUTA MADRE!!
Todos: … cállate…
Joc: PERO, PERO… ¡¡LA PUTA MADRE!!

Klucho me persigue un rato y me golpea. Para un taxi, al fin, y comienza el viaje. Me aburro y empiezo a hablar. Esta vez, me dirijo a la enamorada de Eugene. Eugene esta preocupado. Y entonces:

Joc: Oie X, ¿Ya tienes fecha para la boda? Supongo que sabes cocinar, planchar y abrir la puerta para jugar, ¿verdad?
X: ¿Qué?
Joc: Si pues, tú sabes que como buena esposa vas a estar de la cocina a la cama, ¿no?
X: …
Joc: Claro que si, preparando un bistec y cambiándole el aceite al carro mientras Eugene juega videojuegos, ¿no? Yaaa, no te hagas la que no sabías lo que te esperaba. Al final, es lo menos que puedes hacer, ya que todas ustedes nos deben una costilla.
X: Eres un imbécil.

En efecto, lo soy. Saliendo del taxi, le dije que lo de la costilla era una broma, que en verdad nos deben mucho más que eso. Los hombres de las cavernas estarían de acuerdo conmigo. ¿Quiénes eran los que cazaban dinosaurios? ¿Quiénes traían el pan a la mesa? ¿Quiénes descubrieron el fuego? Obviamente, los hombres de antaño. Por favor.

10:51: Teníamos que caminar un buen trecho antes de llegar a la fiesta. Caminé rápido, pues resulta que la enamorada de Eugene es cinta negra en taicondó y yo quería llegar sin huesos rotos. Eventualmente, llegamos a la puerta. Apareció un mayordomo y dos gigantes con metralletas atrás de él. Mentira, no había mayordomo. Dimos nuestros nombres a uno de los gigantes y entramos. Fui recibido de la mejor manera, con cerveza. Estado de ánimo: feliz. Nivel de alcoholización: Ligeramente bastante picado. La noche recién empezaba.

11:20: Tres cervezas, sigo sentado con Momo y Klucho hablando sobre la vida. Llegan unos vasitos chiquitiiiitus con algo raro. Saco cuatro de la bandeja. El mozo me mira raro. Me cago de risa y voy secando uno por uno. El primero sabía a mango y los demás a agua. Ahora si estoy en el límite de la felicidad. Me doy cuenta de eso, porque una vez que paso ese nivel, nada bueno sucede. Como de costumbre, no me importa. En este estado, todo el mundo es de puta madre y empiezo a hablar con gente.

11: 35: A Momo le gusta la de rayas. A mi no me importa nada. Había visto una chica muy bonita antes, pero no sabía dónde estaba. Camino hacia la pista de baile y la veo. Justo esta bailando con la de Momo. Por alguna extraña razón, empiezo a ver tres chicas bonitas frente a mi, todas iguales. Dan vueltas alrededor mío. Luego me doy cuenta que estoy parado frente a ella, quedando como un imbecil. Decido hablarle a la chica bonita #2. Era la verdadera. Estoy bailando.

11:42: ¿QUÉ HAGO BAILANDO? Bailar borracho puede ser muy divertido. Miraba a Momo y me cagaba de risa. Luego ya no había Momo, pero yo sigo bailando. Por supuesto, como Dios manda, full perreo. Luego vienen las toneras y doy paso a que los afeminados se entretengan. Eugene sigue bailando. De regreso a la mesa, mas de los vasitos chiquitiiiitus. Estado de ánimo: Qué chucha. Nivel de alcoholización: Probablemente hecho-mierda. Si, se podría decir eso.

12:00: Estoy hecho-mierda y sentado hablando con la de Momo. Decidí que era un buen lugar para discutir el trabajo que hacíamos con los niños de un programa de verano. Para esto, “discutir” quiere decir yo hablando de mi habilidad con los pequeños y mi genialidad en general. Me empieza a responder sarcásticamente y entonces me doy cuenta que esta niña no vale mi tiempo. De vuelta a la pista de baile, Eugene se burla al ver en el estado que estoy. Rápidamente procedo a insultarlo.

12:30: Entre bailar y regresar a la mesa y seguir tomando y volver a bailar y etc. De alguna manera me encuentro conversando sobre cómo es que los piratas se parecen a los pitufos. Luego, una vez más soy jalado a la pista de baile y en el camino alguien pone unas pastillas raras en mi bolsillo. Ya no encuentro a la chica bonita en ningún lado.

1:30: Empiezo a perder la conciencia. Ya no tengo recuerdo alguno de lo que haya hecho más o menos a esta hora. Probablemente, hice cosas que tampoco quiero recordar, así que todo esta bien. Me contaron que Momo estaba bailando con una flaca y, de pronto, le dio una vuelta y se fue. Osea, se fue en medio de la vuelta. JAJAJAJAJA. Bien ahí.

2:03: Joc dice: Klucho, acompáñame al baño. Esta parte si fue divertida. Me acuerdo que empujé gente en el camino que estaba bailando, también en la cola para entrar al baño mismo. Por supuesto no hice ninguna cola. Una vez adentro, el señor estómago decidió cobrarse la cuenta de todo lo consumido esa noche. Y fue malo. Media hora después, todavía no acababa de pagar. Fue horrible.

2:35: Salgo del baño, hecho-mierda al extremo. Demonios, Eugene me había ofrecido irme con él más temprano y había procedido a insultarlo. Maldita justicia divina. Camino entre las mesas. Momo, es hora de irnos.

2:45: Durante el camino, Momo vomitó repetidas veces. Según él, estaba feliz de estar en ese estado. Si era un chiste, no lo entendí. Estaba temblando. Hacía frío. Se peleó con un poste. El poste ganó.

2:47: Gracias a los dioses del alcohol aparece un taxi. El camino hasta mi casa también fue una mierda, pero qué importa. Pensé que había bajado la ventana del carro, resulta que no. Vomito en la ventana. El taxista tiene que parar por lo menos tres veces antes de llegar a mi casa. Me senté un rato en la puerta. Luego, entre sin ningún problema. Doy unos pasos, mantengo el equilibrio. “Hola ma, disculpa que haya llegado un poco tarde. Tuve que esperar a Eugene, no se quería ir. ¿Queda algo de comer?”

Al día siguiente, tuve que levantarme a las nueve y media para ir a la playa con Eugene y compañía. Si, fue horrible. Joc.

lunes, febrero 26, 2007

Joc y la princesa del bosque I

Se me había acabado la inspiración y la esperanza. Sin nada que perder agarré lo que pude meter en una mochila y tomé el primer autobús que vi. Destino, desconocido. Motivo, aventura. Fin, libertad. El miedo no existía y dejaba que la carretera me lleve a donde le parezca. Sin embargo, el viaje mismo le quitó todo lo poético al asunto. Incomodísimo, traté de descansar los ojos un poco.

Desperté algunas horas después y decidí bajar sin ver dónde me encontraba. ¿Por qué? Era algo extraño, pero sentía que por primera vez estaba viviendo en serio una de las tantas historias que he inventado. Era mi momento para ser todo un personaje de ficción. Hasta este punto, en este cuento que narraba y vivía al mismo tiempo, era un escritor liberado a sus emociones, buscando algo nuevo e infinitamente diferente a lo que estaba acostumbrado. Quedé maravillado al ver un bosque frente a mi, una vez que el autobús siguió su camino. Caminé un poco y dejé que la naturaleza me envolviera. El ambiente era perfecto; una tarde cálida de verano, la luz del sol atravesando los árboles que estaban por todos lados. Mientas exploraba, sentía como el aire puro entraba a mis pulmones. Sentía como mi cuerpo se relajaba, se entregaba a este lugar tan extraño que me envolvía cada vez más. Casi de manera inconsciente, seguí caminando hasta escuchar el sonido del agua. Me asomo entre los arbustos.

Veía un riachuelo a lo lejos, luego una cascada que terminaba en un estanque. Parecía la fuente de vida de todo el lugar. El núcleo del bosque, tan eterno. La magia que recubría todo, los árboles, el suelo, el agua, las rocas, la luz, como dije, todo salía de ese punto. Estaba fuera de mí, todo daba vueltas a mi alrededor y era perfecto. Podría haberme quedado ahí para siempre y no me hubiera arrepentido. Todo lo vivido, lo sentido, no se comparaba con esa única sensación. Por lo menos hasta ese momento.

En medio de ese clímax, un ruido me devolvió a la realidad. Una sombra se movía entre la vegetación. Me di cuenta de que era una mujer mientras se acercaba al agua, la cual, reflejando la luz del sol, generaba una atmósfera increíble. Estaba de espaldas hacia mí, inclinada hacia el estanque. Bebió un poco de agua. Ya me encontraba algo atontado.

De pronto, se volteó completamente y empezó a mirar hacia donde yacía escondido. Una vez que la vi, mientas se acercaba, dejé de respirar. Fue tan extraño, lo que sentí en ese instante. La primera vez al encontrar el estanque y, ahora, con ella. Mi vida ya no valía nada comparado con esos momentos, éste en especial. Estaba completamente paralizado, ahogándome en su belleza. Por suerte, este estado de choque ayudó a que no me viera. Su figura era exótica, pero fina. Tenía un brillo alrededor, un aura de la cual emanaba un aroma que me embriagaba y me hacía flotar por dentro.

Mi espíritu se desprendía de mi cuerpo y quería volar hacia ella. Seguía paralizado. Su pelo era negro como la noche más oscura. Algo ondulado, caía de la manera más perfecta sobre su cara. Caía desordenado, pero la volvía aún mas preciosa. Tenía unos ojos enormes y verdes como esmeraldas. Su piel morena hacía que resaltaran aún más de su cara. Poseían una mirada que me hipnotizaba al instante, cálida y apasionada, pero a la vez tan misteriosa. Era una musa, la mejor de todas. El bosque era un altar a la belleza, con una única diosa. Ella.

¿Era acaso la inspiración que estaba buscando? No, era mucho más que eso. Estaba completamente enamorado y sólo la había visto unos segundos. Eran sus labios los que ahora tenían el poder sobre mi cuerpo, era su piel mi único destino y eran sus ojos, desde aquel momento, los que me darían la luz que necesitaba para seguir mi camino. Una vez que se había ido, pude respirar de nuevo. No había sido un sueño. Este lugar, tenía algo raro. Seguía entre los arbustos mientras poco a poco oscurecía. Sentía un poco de frío. En silencio fui comiendo uno de los panes con atún que tenía en mi mochila y, un rato después, me quedé dormido.
Joc

jueves, febrero 01, 2007

Qué te pasa con CHUBAKA? y cangrejos de borgoña.

Cuando te encuentras una tarde cualquiera en tu casa y no tienes nada que hacer, no tienes fichas para ir a comprarte un helado y estas recontra aburrido, no entres a messenger. Aburrimiento + messenger + locuras + hablar con Joc = Pepo esta loco. Fuera de huevadas, ¿Qué te pasa con CHUBAKA?
Cangrejos de Borgoña

Una vez se encontraba Umaga luchando por el campeonato mundial de pesos pesados cuando en eso entró por la puerta trasera del escenario chubaka. Este lo retó, parecía que Chubaka quería sacarle la mierda. Al parecer Umaga había roto la cañería de su casa y por eso estaba tan sulfurado, Chubaka no creía en nadie. En eso se escuchó desde la tribuna que un fan de Chubaka le gritó muy molesto a Umaga: “Que te pasa con CHUBAKA?”. Esto desató la pelea en el público, pero en eso apareció Dios y les dijo: “ ¿Alguien tiene cangrejos de borgoña? ” Todos se quedaron callados por 10 minutos hasta que Dios se hartó y dijo: “Bueno, chau”. Apenas Dios desapareció, la tribuna empezó a flotar, por ahí escuché que se iban al país Caramelo ya que querían comer esos dichos cangrejos de borgoña. Mientras tanto en Springfield, una niña conocida como Chupa Mela pensaba en como conseguir un 20, en su examen semestral, era algo imposible ya que el profesor Nomenclato no tenía compasión alguna con los suburbios sobre todo con Chupa Mela, así que la niña se escapó de su casa, fue a buscar a su amigo “el gordo” y se fueron juntos a la ciudad vecina que era Malaska. Al llegar fueron directamente a la estación de policías donde se encontraron con Cheeto, este era un flaco de 2 metros de alto, que le encantaba comer pizza con camarón. Bueno, ese no es el punto, la cosa era que Cheeto estaba muy triste, porque su padre había desaparecido, al parecer las malas lenguas comentaban que se había ido porque quiso, otros decían que se fue porque quiso mientras que los más exagerados decían que se fue porque quiso, eran muchas las cosas que comentaban en Malaska. Pero la cosa es que en Malaska ya no habían más tiburones que casar entonces BAN BAN, el padre de Cheeto, se fue a Caramelo, para buscar tiburones. No mentira. Fue por los cangrejos de borgoña!! Era una adicción, al parecer de chico, BAN BAN, probó estos cangrejos y quedó hipnotizado. Entonces se fue en busca de ellos. Los tres chicos, Chupa Mela, el gordo y Cheeto se fueron al país caramelo por los cangrejos de borgoña y bueno, el padre de Cheeto. En otra parte del mundo, en Grecia, encontramos a los Incas que habían viajado desde América para encontrar una pistola que pudiera matar al cura 23 para revelar el secreto de los cangrejos de borgoña. Encontraron la pistola, mataron al cura 23 que reveló el secreto de donde estaban escondidos los cangrejos de borgoña, entonces los Incas empezarón a viajar desde el año 1492 hasta el 2045 para ir al país Caramelo y comerse los cangrejos de Borgoña. Al viajar tanto, descubrieron muchas cosas. Vieron el peor asalto del mundo a manos de Canguro Jack que no estaba seguro de lo que hacía ya que la gente que escribía en el Comercio lo estaba presionando. Lograron apreciar a Gonzalete comiéndose un manglar de leche al costado del niñito que nunca comprendió porque el bebé lograba pronunciar la letra H al revés. Pero entonces llegaron al 2045, y fueron al país Caramelo, para comerse los cangrejos de borgoña.

Al llegar al país Caramelo, los 3 amigos, la tribuna enfurecida y los Incas, fueron directamente al volcán de chocolate para comerse los cangrejos de borgoña, fue una lucha total, los Incas mataron a todos y se suicidaron. No mentira. Pero ellos fueron los primeros en llegar al monte # 31 donde estaban ubicados estos dichosos cangrejos, pero al llegar no encontraron nada y le pasaron la voz a todos los demás para que los ayuden a buscar pero nadie encontró nada. En eso salió Dios del cielo, y dijo: “ tengo los cangrejos” y desapareció. Al escuchar esto, todos los persojanes mencionados fueron corriendo al cerro más alto del país y se tiraron pero el único que sobrevivió fue Ban Ban porque se olvidó de que el podía volar.
Y colorin colorado este cuento se ha acabado.
Pepo
"Una experiencia inolvidable, y eso que ni me gustan los cangrejos!" - Joc

martes, enero 16, 2007

Crónicas de la playa, versión Joc

Casi nunca voy a la playa. El fin de semana pasado tampoco tenía pensado ir a la playa. Es más, la palabra ‘playa’ no estaba entre mis opciones. Hasta el jueves en la noche, mis futuros planes eran:

a) Videojuegos.
b) Salir a algún lugar con la idea de divertirme pero terminar aburriéndome igual que si me hubiera quedado en mi casa practicando las tablas de multiplicar, sólo que con menos plata. Por si acaso, para todos los idiotas que se estén riendo, si se multiplicar. Bueno.
c) Cosas de hombres: Talar árboles, practicar karate, patear bebes, comer chuletas, esas cosas.

Estoy seguro que cualquiera envidiaría tener planes tan geniales, pero necesitaba algo diferente. Este fin de semana fue diferente. Esta, damas y caballeros, es su historia.

Día 1

El jueves me había quedado dormido frente a mi computadora, sin razón aparente. Creo que estaba buscando payasos en mi escritorio. Malditos payasos. Luego, un sonido de conversación de Messenger me despertó. Leo: Oye vente pues Culebra. Ya. Me pongo un polo semi-decente encima, salgo caminando hacia el Óvalo. Me gusta caminar por mi casa, las luces amarillas que caen sobre la vereda generan un ambiente extraño. Camino entretenido, mirando mi sombra, dándole pitadas a un cigarro. También me gusta el Óvalo, hay espacio, hay gente. Es de forma ovalada.

Toda la manada de insanos estaba presente: Diego (lindo), Alessandro, Pepo, Fico y José Miguel. También estaba Mica, pero ella es un poco más normal. Cuando llegué estaban medianamente tranquilos. Luego, empezó la rutina estándar de siempre: Primero son los golpes sin sentido, gritos y alaridos, bailes absurdos, unos cuantos golpes más. Esto sigue así hasta que empiece a circular mas gente, momento en el cual se pasa a la segunda ronda de locuras. Estas, mas elaboradas, son un verdadero cague de risa. Diversión a pleno, en su forma más extraña. Entre las más famosas locuras encontramos:

Quizás en otra historia. Demoraría demasiado. Sólo puedo decir que son locuras muy divertidas. Los mortales comunes y corrientes generalmente piensan que son estupideces, pero ellos no saben nada. Estas locuras sólo las entienden las personas maduras.

Una vez cansados de tanto reír y luego de “rezarle a la meca” (no vale preguntar), ¿Por qué no ir a saludar a nuestro viejo amigo Ronald McDonald? Esperen un momento, es un payaso. Cuando estaba a punto de sacar una escopeta del bolsillo derecho de mi pantalón, me di cuenta que no tenía ninguna escopeta. Ya sin esperanzas, me senté a esperar la muerte a manos del payaso. Luego alguien me dijo: Vamos a la playa. El fin de semana. Nos sobra una cama. Salimos mañana. Si, me lo dijo con rima y todo. Vamos pues.


La ida

Al día siguiente, tenía que estar en la casa de Pepo a las siete. Pepo vive en la molina. Odio ir a la molina. Es lejos, cruzando un cerro. Para esta ocasión, bordeando un cerro, ya que el camino estaba cerrado. Creo que hubiera llegado más rápido en un trineo de lobos.

Al final llegué casi a la hora indicada, digamos una media hora después. Bueno fueron dos medias horas después, pero igual es un mérito conociendo mi puntualidad. En seguida, ya estábamos en la carretera camino a Santa María. Dos nuevos piratas se habían unido a nuestra travesía, Jorge y Santiago.

Aparece en la carretera un cartel verde con letras blancas: Santa María. Un desvío, izquierda, derecha, luces tenues amarillas caen sobre nosotros mientras el carro atraviesa las calles. Era algo tarde, pero la noche aún ni empezaba. Llegamos al edificio y dejé mis cosas tiradas en el cuarto. Era el inicio de un nuevo episodio en la historia sin libro de Joc.

No pienso contar todo lo que sucedió en los días siguientes, ya que sería como escribir una enciclopedia, un diccionario o una biblia. O todos juntos. En vez de eso, prefiero relatar los eventos más importantes y geniales a mi parecer. Como ‘mi parecer’ es sinónimo de ‘verdad absoluta’, seguro que todos quedarán satisfechos.

Asia

Nunca voy a Asia. Después de habernos instalado en Santa María, nos cambiamos y bajamos a jugar ping-pong. Luego, de regreso a la carretera, estábamos camino a Asia. Santiago tuvo que ir en otro carro, lleno de mujeres. Pobre. Nuestra hora de regreso: una y media. Eso no existe, pues. Hay que ser necios.

Paramos en un grifo, ya en Asia. Entré a la tiendita que siempre hay en los grifos para comprar algo. Al cruzar la puerta, me encontré rodeado de cerveza. Barena. Era como en el comercial, era todo un mundo de goce y encanto total. Mentira, solo tenia botellas a mi alrededor. Compramos un par con Alessandro y salimos de aquel horrible lugar, botella en mano, a seguir siendo bacanes.

Fuimos caminando hasta Juanitos. En la entrada, ya se iba acumulando la gente. Desde afuera se notaba que también había mucha gente adentro. Era preciso ingresar y lo logramos. Mientras caminábamos por el lugar, me encontré con algunos amigos. Avanzaba mientras saludaba, con dirección hacia el baño. El baño era horrible. Básicamente era cemento con forma de baño sólo que faltaba el baño, ya sea un water o un lavatorio, qué se yo. Era cemento.

Salí de ese horrendo lugar y fui directamente al bar. Creo que lo único que había en todo el local era Barena, con su mundo mágico de alegría y fiesta. Compré una botella grande a medias con Fico y todos nos sentamos a disfrutar. Luego todos se dispersaron en diferentes direcciones, mientras yo terminaba de secar todo el trago que había quedado en la mesa.

Di vueltas y vueltas, compré más trago y me encontré con Alessandro y Santiago. Subimos una plataforma y seguimos tomando apoyados en una barra. Luego Santiago se fue, picado. Creo que el alcohol ya estaba invadiendo mi cerebro también. Un trago más y Alessandro me jala y dice: Es Tongo. ¿Qué? Si, era Tongo, bailando en el escenario, muy bien con el terno blanco, sudando como chancho. Fuimos corriendo a gritar: ¡Tongo!, ¡Tongo! y fue divertido.

Alessandro le alcanzó mi botella de cerveza a Tongo, quien la recibió muy feliz pero no chupó nada. Eso molestó al público, desatando el infierno para el pobre Tongo. En verdad era bien feo. Le tiraron de todo, arena, piedras, etc. Estoy casi seguro que vi volar un bebé. Mientras Tongo intentaba esquivar todo los proyectiles que eran lanzados hacia el escenario (incluido el bebé), yo me desarmaba de la risa. En serio, casi se me sale un brazo o algo así. Al finalizar el concierto, Tongo tuvo que escapar en helicóptero. Mentira. Lo mataron a pedradas. Descansa en paz, Tongo.

Me seguí moviendo un rato por el lugar, ya eran alrededor de las tres de la mañana. Necio, me dije, y ya tenía planeado dormir en la playa. Luego apareció Pepo. Estaba caminando como loco, de repente estaba con nosotros y luego se iba atrás de un pata cualquiera bailando. Creo que quería bailar con un hombre, pero no le dio el tiempo suficiente para encontrar uno a la medida indicada. Ya nos estaban esperando afuera.

En un arranque de locura, una vez fuera de Juanitos, algunos caminamos en dirección opuesta al carro, buscando una escapatoria. La noche no podía acabar, no sin un sanguchón campesino. Tengo que decir que el Sanguchón Campesino de Asia no es nada campesino. Cuesta EL DOBLE. Ni me hagan empezar con eso.

Me sometí al abuso y compré un pan-pizza. Regresé apurado, comiendo como podía. Creo que todos habían terminado, menos yo. Subí al primer carro que vi. Estaba lleno de mujeres, y de Fico. Alguien me pidió un poco de mi pan-pizza, que para ese entonces ya era cualquier cosa menos pan-pizza. Luego fui hacia el otro carro, tambaleándome. Entré como pude y seguí devorando. Era una masa de queso y otras cosas. Cuando ya no podía más, pasé mi plato para atrás y alguien se lo comió. Todo.

La carretera parecía infinita, pero llegamos al fin. Me limité a entrar, subir las escaleras y caer muerto en un colchón. Creo que Diego y Fico se escaparon y terminaron en una discoteca sólo-para-hombres en San Bartolo. De regreso al cuarto, yo seguía muerto. Fin de la noche.

La mañana siguiente

Desperté con dolor de cabeza. No tenía almohada (gracias Pepo). No salió el sol. Tuve el presentimiento de que todo iba a ser aburrido y horrible. Bajé, aburrido y horrible, a jugar ping-pong. Ahí terminó la mañana.

El club Esmeralda odia a Joc

Yo también lo odio. Todo empezó cuando salimos de la casa, el sábado, a buscar qué hacer. Hacía mucho frío para meterse al mar. Todo seguía, como lo había presentido, aburrido y horrible.

Alguien tuvo la idea de colarse al club Esmeralda. Dicen que está lleno de árabes locos con pistolas. Sonaba como un buen plan. Caminamos hacia la sede más cercana. Entramos. José Miguel hizo toda clase de hazañas para hacernos pasar (abrir huecos, trepar rejas, forzar candados, gritar como loca, ese tipo de cosas). Igual nos botaron, justo antes de lanzarnos a la piscina. Qué importa, todavía quedaba otra sede. La de la piscina gigante de agua salada.

Llegamos y tratamos de entrar con nombres de socios. Diego lo logró. Pepo era socio y Santiago pasó como su hermano. Nadie sabe cómo. Los demás fracasamos. Alessandro y José Miguel terminaron prohibidos de ingresar a cualquiera de las tres sedes. Ya todo estaba perdido.

Nos arrastramos, abatidos, hacia uno de los muros del club. Esperamos hasta que nos dimos cuenta que la pared en la que estábamos apoyados era ‘trepable’. José Miguel fue primero y ya no regresó. Lo había logrado. Alessandro esperó hasta estar mentalizado en la operación. Luego trepó y también se largó. Escuché gritos y supe qué había salido victorioso. No quedaba otra, tenía que probar suerte.

Esperé un rato, luego pensé ‘a la mierda’ y me mandé. En unos segundos ya estaba adentro, pero no sabía qué hacer. Mientras estaba trepando, Fico suspiró, emocionado: Vaya, eso es digno de una historia. Bueno, no terminó como me lo esperaba, pero he aquí la historia.

Una vez adentro, era todo un fugitivo. Lo que estaba haciendo no era legal. La adrenalina fluía por todo mi cuerpo. Era una sensación increíble. Avancé hacia donde estaban todos, pensando que lo había logrado.

Ya me sentía adentro, estaba a punto de saltar a la piscina. Si lo hacía, ya nadie me sacaba. Luego, apareció un gordo rechoncho. Tenía un woqui-toqui, supe al instante que era de seguridad. Seguía caminando como si nada, hasta encontrarme frente a frente con el maldito ese. Nuestra conversación fue más o menos así:

Gordo-de-seguridad: Señor, ¿Qué hace acá?
Joc: Eh… Nada. Vine a saludar a unos amigos.
Gordo-de-seguridad: ¡Pero si se ha metido por la pared!
Joc: Eh… Hmm… ¿En serio?
Gordo-de-seguridad: …
Gordo-de-seguridad: Déjeme acompañarlo a la salida.

Extendí mi mano y encontré un bate de béisbol que apareció por ahí. Al segundo que se volteó, le metí un batazo en la cabeza. El cuerpo cayó como un costal de papas al agua. Todos los otros idiotas de seguridad hablaban con sus woqui-toquis como locos mientas yo corría hacia la puerta. Sólo volteé un vez, para ver cómo se lanzaba José Miguel del trampolín. No sabe saltar. Por ahí dicen que tampoco sabe saludar.

Seguí corriendo hasta encontrarme con Fico y Jorge. Esperamos hasta que los demás regresaran. Se veían contentos. Igual regresamos en la noche y me tiré del trampolín. Fui feliz y, luego, Diego recibió toda clase de ataques semi-sexuales (con ropa) por parte de, bueno, casi todos (Fico). Desde esa misma tarde, Alessandro y José Miguel no estaban ya que, todos teman, son modelos. Cuenta la leyenda que en el mundo de fantasía de los desfiles hay mujeres calatas. Bien por ellos.

Asia, (casi) de nuevo

Cuando regresamos de la piscina, no sabíamos qué hacer. Comimos y nos cambiamos. Jugué un poco de ping-pong. Luego volví al cuarto. Resulta que había una discoteca cerca. Quién hubiera podido imaginar lo que sucedería esa noche.

Escondimos dos botellas de whisky y salimos a la calle. Fuimos a la casa de las niñas con las que habíamos ido a Juanitos el día anterior. Esperamos. Luego esperamos un poco más. Acto seguido, reventamos un cuete atrás de la casa. Sólo después de eso, salieron.

Diego y Jorge caminaban, conversando con ‘las amigas’. Personalmente, trato de evitar conversaciones con chicas que tengan enamorado, ya que todo lo que dicen se reduce a ese tema. La verdad es que las mujeres no saben cómo piensa un hombre y por eso, cuando tienen la oportunidad de conversar con uno, tratan de sacarle toda la información posible. Es como una guerra no declarada, donde ellas atacan constantemente. Por eso, evito las enamoradas. Es más, la mayoría de problemas que tienen son completamente idiotas. Por ejemplo, escuché algo de un mensaje de texto malinterpretado. Una pista, nena, ¿Qué tanta interpretación puede haber en un mensaje de texto? Son sólo letras que cada uno lee en una voz diferente. No, nadie escuchó tu linda voz mientras lo mandabas. Nadie supo con que tono quisiste decir lo que escribiste en el mensaje. ¿Por qué? Porque lo ESCRIBISTE. La próxima vez prueba hablar, a la mayoría le funciona. No sigo porque no vale la pena.

Seguíamos caminando. Pepo no tenía tiempo para las mujeres. Seguía dándole al whisky, puro. Santiago también estaba en las mismas. Yo, no tanto. Quería mezclar el trago con algo. Guaraná siempre funciona. Vamos a comprar, le dije a la patrulla. Todos pusimos algo de plata, la gran colecta dio como resultado la gran suma de seis soles. Mínimo te alcanza para un par de botellas grandes. Pero no, no en este quiosco. Tres soles, cada botella de medio litro. Abuso total. La mafia en pleno. De nuevo sucumbí ante el atropello y pagué. Bueno, mandé a que Fico pagara. Como era de esperarse las botellitas no duraron nada y de nuevo a tomar whisky puro. Como los machos, será pues.

No se podía entrar al local con trago. Escondimos el trago y no nos dejaron pasar, no habían documentos. Igual era una mierda el lugar este. Me fui balbuceando groserías. Más whisky, por favor.

Para no hacerla larga, por extrañas razones desconocidas, todos querían ir a Asia. Punto. Diego corría por la pista persiguiendo taxis, desquiciado. Pepo, el más reacio a ir en un principio, también estaba en la onda. Alessandro y José Miguel llegaron, pero fueron a cambiarse. De pronto, paró un taxi. En segundos, ya todos estábamos adentro y en camino. Ya casi en la tranquera, nos acordamos de Alessandro. ¿Cómo puede demorarse tanto? Yo creo que se estaba maquillando. Si no hubiera pasado lo que pasó después, lo dejábamos. La gente estaba demasiado loca como para ser considerados.

El carro se detuvo, todos bajaron. Pepo hablaba por celular, con cara de qué-carajo. Yo seguía en la maletera, con Fico. Junto al tanque de nitro. Era increíble, ya estábamos a punto de entrar a la carretera. Y luego la siguiente parada era Asia. Hasta el amanecer.

Mientras regresábamos, nos golpeó la realidad. Todo había sido culpa de José Miguel. Él había desenmascarado el plan. No era posible, no, no era verdad. Fico estaba en una etapa de negación. No lo podía creer, caminaba jugando con un desarmador entre las manos. Daba miedo. Decidí avanzar un poco más rápido.

Al final entramos de nuevo a la discoteca de mierda esa, si me volvían a pedir documentos le iba a clavar una estaca en el cráneo a los de la puerta. Por suerte (para ellos), sólo tuve que transmitir el mensaje mediante una mirada maliciosa. Lo entendieron, y me dejaron pasar. Nadie murió esa noche.

Luego de pasar por el baño del lugar, volvimos a salir. Dos de las cuatro amigas (desconocidas para mí) con las que habíamos llegado se quedaron adentro. Como alguno de nosotros dijo, “Se les estaba cayendo el avión.” Era verdad.

Sólo quedaba vagar por la noche, ahora nos encontrábamos en el malecón, sentados sin hacer nada. Era la depresión total, gracias a dios teníamos el whisky. Alessandro ya estaba con nosotros, José Miguel se había ido por ahí a reflexionar sobre lo que acababa de hacer. La verdad es que no fue su culpa del todo, pero para mi historia es preciso que todo fuera su culpa.

Terminé, como de costumbre, presumiendo sobre mis habilidades de escritor, filósofo y contador de historias. Después de tomar algunas fotos, practicar un poco de karate y rezarle a la meca, regresamos al edificio. Algunos se habían ido antes. Pepo, Fico y yo nos quedamos atrás, metiéndole ‘all-in’ a lo que quedaba del whisky. Fico tiene un problema con eso de los juegos y las apuestas. Aún así, no quería jugar póker. Parecía que se moría la noche.

Entramos al cuarto justo para ver cómo José Miguel se embarraba todo de pasta de dientes. Se la habían puesto en las manos cuando estaba dormido. Estaba loco y, como no queríamos morir, cerramos la puerta y esperamos a que todo estuviera callado. Poco a poco la situación se fue calmando, entonces decidí dormir. Era tarde, tenía sueño. No sabía lo que me esperaba.

¿Qué es eso picante en mi cabeza?

Fue lo que me pregunté al despertarme de golpe. Me toco la cabeza, estaba mojada. Sólo por el lado derecho. Levanto la cabeza y empiezan a caer gotas de una sustancia rojiza en mi almohada. La puta madre.

Me tambaleo hasta la puerta del otro cuarto, completamente zombi, hecho mierda y chorreando por todos lados. Locos de mierda, pienso. Entro al cuarto, le tiro mi polo hecho mierda a alguien y me cago de risa. ¡¿Qué chucha tienen en la cabeza?! Si tan sólo hubiera traído mi lanzallamas, eso si que hubiera sido divertido.

Fui al baño a lavarme el pelo. Qué asco. De repente apareció Diego. Tenía la espalda hecha mierda, llena de salsas extrañas. Jorge también había sido agraviado, en la cara, con mayonesa. A Fico sólo le tiraron un poco de leche y casi mata a todos.

El olor en el cuarto era insoportable. Luego de vaciar una botella entera de shampoo en mi cabeza y seguir oliendo a mierda confitada, me largué a dormir a la sala. Así pasé la noche. Estaba completamente destruido. Aún no sabía en qué consistía la mezcla demoníaca que tenía en la cabeza, tampoco quería saber. Al despertarme la mañana siguiente, me lavé el pelo tres veces mientras me bañaba. Asco.

Nunca supe la fórmula de aquella salsa del mal, jamás debería ser revelada. Esa porquería es más peligrosa que una manada de jabalíes violadores en una sala de maternidad. (Si en verdad quieres conocer los ingredientes de la fórmula perversa de la “salsa del mal”, mándame un mail a joc_oob@hotmail.com invitándome a tu fiesta de cumpleaños. Sólo nenas.)

~ A partir de este momento estoy escribiendo bajo presión por cigarros gratis ~

Joc es revolcado y vive para contar esta historia

Luego del incidente de la noche del sábado, después de bañarme y tomar desayuno con todos, qué creen que hice. Bajé a jugar ping-pong un rato. Es un vicio. Terminé perdiendo el último set del fin de semana. Qué pica. Perder el último partido, en el último día del viaje. En fin, salimos con dirección a la playa. Habíamos inflado globos de agua, pero todos terminaron en Pepo.

Una vez que bajamos las escaleras desde el malecón (son millones), dejamos las cosas en el toldo y fuimos a la orilla. Poco a poco me iba dejando llevar por el agua helada. Seguía en medio de la espuma, las olas reventaban mucho más atrás. Había bandera roja, pero soy todo un temerario para esas cosas.

Pasé un rato muy feliz en el agua, chapoteando entre las olas, corriéndolas a pecho, amenazante, sin miedo. Era el rey del mundo. Escuché a un niño riendo por ahí, arruinando mi goce, y le tiré agua salada en los ojos. No iba a dejar que nadie destruyera mi momento de gloria. Y, bueno, luego llegaron las olas. Las grandes.

Es verdad que la naturaleza no perdona. Unos segundos antes, estaba cantando ‘We are the champions” cuando una ola mediana me tomó por sorpresa y me hizo tragar algo de agua. Todavía no recuperaba el aire y ya se venía la siguiente. Mucho más grande. Si retrocedía, igual me iba a alcanzar. Si avanzaba, quizás no llegaba a pasarla a tiempo. Si me quedaba ahí, me reventaba en la cara.

Decidí avanzar y tratar de alcanzar la ola antes que reventara. Mala idea. Fui revolcado brutalmente, lanzado directamente a la lona. Salí a la superficie y me di cuenta que venía otra. No tenía aire, miré alrededor y no vi a nadie. Traté de avanzar, fue peor. Doble revolcada, repetidas vueltas en el agua, completamente desorientado. Por instinto salí a tomar aire, todo lo veía borroso. Ni siquiera tuve tiempo de voltear cuando arremetió conmigo la tercera y última ola. Esa si fue devastadora. Me dejé llevar por la corriente. Aparecí entre la espuma, sin saber dónde mierda estaba. Encontré a Alessandro, con una cara que me hubiera dado risa si mi vida no hubiera estado en peligro. Nos arrastramos hasta la orilla, buscando ayuda. Pepo estaba cerca, a salvo, pero creo que quería que sufriéramos. Al llegar a tierra firme, juro que casi beso la arena mismo un naufrago. Niños, nunca jueguen con la furia de Poseidón.

La vuelta

Luego de días llenos de aventuras, el viaje tenía que llegar a su fin. En el carro, ya muy poco quedaba por decir. Sólo callar a José Miguel un par de veces. Siempre el regreso a Lima se vuelve más rápido, no se por qué. De un momento a otro llegamos a la casa de Pepo. Yo, por lo menos, estaba muerto. Caminamos hacia el Molina Plaza.

Me compré un combo en el Kentucky y lo disfruté mucho. Luego Alessandro entró en crisis. Depresión, seguida de arranques de locura y actos vandálicos. Posible sadismo. Hasta casi destruye su celular, todo gracias a la falta de dinero. Por suerte dicen que pudo satisfacer todas sus necesidades a tiempo, antes de salir como un loco a golpear gente.

Regresamos a recoger nuestras cosas. Cada uno siguió su camino. Era el final de otro episodio en la historia sin libro de Joc. Todo sea por el pueblo. Y por los cigarros. Fin.

Gracias a todos los que formaron parte de este increíble relato y contribuyeron con la historia. Fue muy divertido escribirla. -Joc

miércoles, enero 10, 2007

No pienso pagar: Viene con metida de rata incluida.

Quiero hacer esto corto, porque tengo sueño y todavía no termino mi hamburguesa de Bembos:

Un martes, una noche como cualquier otra, aparecí en una casa, luego entre a un auto y después de empujones y aplastamientos (y algunos gritos extraños) llegué a Mecano. De repente se escribe Mekano, porque escribir todas las palabras con ‘k’ esta de moda. No tengo idea y tampoco me importa, sigo con sueño y aún no comienzo con mi hamburguesa. Clásica. Como Dios manda.

Estábamos por ahí, dando vueltas alrededor de las once, seguía cerrado. Por lo menos no veía a nadie entrando. Tenía un flyer en la mano: Ellas entraban gratis y ellos 2x1 hasta las 12 y media o algo así. ¿Por qué poner ellos y ellas? Suena horrible. Chabacanos.

Media hora después, todavía nadie avanzaba. Por supuesto que “ellas” habían entrado hace rato. Me parece extraño como las mujeres aceptan ese tipo de trato (que por supuesto las beneficia, a mi me encantaría chupar gratis) sin darse cuenta que están siendo usadas como carnada. Como un objeto. Sin decir nada, pasan felices de la vida y se divierten, no hay problema. Luego crecen, piensan un poco, se vuelven feministas fanáticas y creen luchar por la igualdad entre hombres y mujeres. No gracias, hijas del mal, ya han sido parte del negocio antes y ahora no piensen que pueden escaparse del sistema. No se quejen.

Mis compinches y yo seguíamos esperando, el 2x1 significaba pagar diez soles por cabeza y no estaba nada mal. Si, dije compinches. Una vez más, soy así de bacán. Estaba tranquilo, sentado frente a una botica, con muchos hombres alrededor. Demasiados. Amontonándose en la fila, como animales, esperando saltar hacia el tono. Todavía era parte del circo.

Al ver cómo se acumulaba la gente, la botica 24 horas cerró. Seguía en la fila. Seguía tranquilo. De repente empezaron a correr rumores extraños. ¿Qué? No, no espera… ¡¿Qué?! Si pues, ahora es veinte por cabeza. Con el flyer. Que se supone era veinte por dos. Si todavía no te das cuenta, eso significa PAGAR EL DOBLE. Al escuchar esto mire alrededor, esperando una respuesta de la multitud. Tumbar la puerta, matar a un VIP, algo. Qué abuso. Eso no puede ser legal. Es como que te roben en la calle, sólo que peor: Al final terminas pagando por voluntad propia. No, no tienes una pistola apuntándote a la cabeza. Puedes voltearte e irte. Es así de fácil.

Yo la pensé, ya estaba ahí, qué más iba a hacer, ya tenía amigas adentro. Todas son excusas para racionalizar el hecho que te están robando y te estás dejando porque quieres. Es más, estás haciendo una cola gigante, esperando ansioso a que te roben. No importa si son mil cocos o diez céntimos. No le quiero dar más plata a alguien que hace trampa, te mete la rata y se caga de risa.

Es de lo más estúpido, es EL DOBLE. Uno no va a una tienda, se compra un polo y en la caja te dicen que cuesta tanto, cuando en la etiqueta dice que cuesta la mitad. ¿Por qué? Porque es absurdo. Existe la ley de la oferta y la demanda, pero así no se juega. Si vas a un quiosco y quieres chizitos, y luego vienen muchos niños que también quieren chizitos, ¿La señora del quiosco le sube el precio a los chizitos? No, la señora no es corrupta y sabe cuál es el precio justo de una bolsa de chizitos. Y luego todos los niños son felices. Es muy probable que regresen después, le compren a la señora de nuevo y estallen de alegría comiendo chizitos una vez más. Seguro la señora también esta contenta. ¿Cuál es el problema con hacer las cosas de la manera que se deben hacer?

Luego de un rato, llegué a la puerta. Todos entraron, menos yo.

Creo que toda la gente con la que fui llegó a entrar, qué se puede hacer. Me he encontrado en otras situaciones similares y también he bajado la cabeza. Pagando por el abuso. Pero como todos están locos, qué importa. Espero que se hayan divertido. Yo también me divertí esa noche: Me compré una sabrosa hamburguesa (que todavía no pruebo) y me fui caminando hasta mi casa. Me gusta la luz amarilla, tan tenue, de los postes en las calles oscuras, esa luz extraña. Me hace sentir delincuente. Como los que me quisieron robar diez soles. Joc.

lunes, enero 08, 2007

Historias sin Libro, parte 1.

Esta es una de las mejores historias que tengo y, como todo lo que cuento, fue algo que paso en realidad. La voy a escribir de tal manera que se puedan apreciar todos esos pequeños detalles que la hacen divertida y a la vez me hacen quedar como un idiota. Sin embargo, en este punto ya todos se deberían haber dado cuenta que no tengo nada de idiota, y que soy genial. Sin nada más que añadir, quizás la situación mas extraña en la que me he encontrado: Una noche sólo para chicas.

Hay música extraña que suena en todo el cuarto. No es música, sino un ruido colorido, si sabes a lo que me refiero (no sabes). La gente dice que es música, bueno ellas dicen que lo es. Yo no tengo idea dónde estoy parado, tengo un micrófono en la mano, tiene un logo que no distingo muy bien: American Idol. ¡Santos colibríes bañados en salsa tártara, Batman! Esto no puede ser nada menos que una noche sólo para chicas.

Todo empezó ese mismo día, en la tarde. Me encontraba sentado frente a mi computadora, para variar, jugando algo. De la nada, todo se fue a la mierda. En la pantalla empezaron a salir payasos que se burlaban de mí. Se reían y no paraban de señalarme con sus horribles narices rojas. Odio los payasos. Uno trató de jalarme el pelo, y tuve que romperle el brazo. Los otros vieron eso y se dieron cuenta del error que habían cometido al meterse conmigo. Estaba a punto de sacar la sierra eléctrica que guardo en mi armario cuando regresaron a la pantalla con sus estúpidas narices rojas entre las piernas. Malditos payasos.

Ya no tenía nada que hacer y entonces entre a MSN Messenger. Empezaron a salir ventanas de conversaciones por todos lados, algo común ya que todo el mundo me quiere saludar. Al comienzo era divertido, como un bebe cuando hace alguna gracia, pero luego simplemente dan ganas de patearlo. Estúpidos bebes. En fin, siguiendo mi lógica, pateé el monitor de la computadora y luego empecé a cerrar todas las ventanas. “Hola Joc ven a mi casa necesito que me ayudes en algo… ;)” Perra. “HabLA BroDeRx” Idiota. “Joc quieres casarte conmigo y hacer bebes?” ¡¿QUIÉN ERES?! Bueno esas son conversaciones con las que me encuentro todos los días. Sin embargo, era un jueves en la tarde y necesitaba planes para la noche (Si, yo salgo los jueves. Soy así de bacán.). Le respondí a una de las chicas que me había saludado antes, sólo por pura curiosidad, como quien no quiere la cosa. La conversación fue más o menos así: (nótese mi perfecta ortografía.)

Joc dice:
Hey nena.
SpaceGirl69 dice:
holaaaaa
Joc dice:
Heh. ¿Qué planes para más tarde?
SpaceGirl69 dice:
nada unas amigas van a venir nomas
Joc dice:
Suena interesante. Voy a ir, ¿Ok?
SpaceGirl69 dice:
es solo para chiks :P
Joc dice:
¿QUÉ?
Eso debió haberla confundido un poco, y luego se olvidó de todo el asunto. Justo como lo había planeado. Entonces llamé a un amigo y le dije que teníamos planes. Me dijo: Es jueves, idiota. Le dije que era una nena (siempre funciona) y acordamos encontrarnos en un parque a las ocho.

Hice todos los preparativos para la operación, a la que llamé operación-para-invadir-una-noche-sólo-para-chicas. OPIUNSPC. Los nombres código siempre son divertidos. Los preparativos fueron:

1) Comprar vaselina.

A la hora indicada nos encontramos en un parque de Miraflores. Había olvidado la vaselina en mi cuarto. “Quizás no era la ocasión para intentar consumar perversiones sexuales”, pensé. Seguimos caminando sigilosamente hasta llegar a la frontera con San Isidro. Miramos a ambos lados y cruzamos cuando la luz estaba en rojo. Entonces caminamos en la oscuridad por un rato hasta encontrar la calle indicada en el pedazo de servilleta que tenía en el bolsillo, donde había apuntado la dirección. Ya en la calle correcta, empezamos a buscar la casa de SpaceGirl69. Escuchamos alaridos y gritos y golpes y cosas así, y corrimos hasta el lugar esperando encontrar un cadáver. No era eso, nadie había sido descuartizado (al menos no a la vista). Parados frente a una casa, nos dimos cuenta de donde provenían tantos ruidos locos. De una ventana en el segundo piso salían luces de colores. También los gritos y demás ruidos extraños. No podía con mi asombro, todos teman: Era una noche sólo para chicas.

Me recobré del choque inicial rápidamente pero mi amigo no tuvo la misma suerte. Lo encontré desmayado, encima de un cáctus que había aparecido a nuestro costado, cubierto de sangre y espinas. Era un asco. Fue ahí cuando me dije: Esta noche va a estar llena de aventuras.

Jalé el cuerpo ensangrentado de mi amigo al callejón que estaba al costado de la casa y le di dos soles para que se fuera a su casa. Luego lo dejé ahí y regresé frente a la puerta de la casa. Demonios, el timbre es un intercomunicador. ¿Cómo voy a hacer para que me abran? Sólo quedaba tumbar a puerta, ya que nadie contestaba. Ya empezaba a prepararme mentalmente para destruir la maldita puerta cuando vi que se abría lentamente. Poco a poco, me encontraba con lo desconocido. De pronto aparece el ojo de una de las estúpidas amigas que tenía en ese entonces. No lo pensé dos veces. Corrí hasta la puerta y le metí un codazo directo a la pupila. Empezó a gritar y rodar por el suelo. Abrí la puerta rápidamente y otra idiota que se encontraba parada ahí calló al piso sangrando por la nariz.

Estaba adentro, en el jardín, cagándome de risa. Las otras dos estaban llorando y gritando como nenas. Me aburrí de verlas sufrir y estaba a punto de entrar a la cocina porque tenía hambre cuando saltaron todas como ninjas desde el techo. Otras salieron de los arbustos. Empezaron a saltar como locas y apenas me vieron echaron a correr. Persiguiéndome. Con cuchillos de carnicero. Yo me quedé con una cara de por-la-puta-madre y comencé a trepar por una enredadera hacia una ventana abierta. No sabía qué mas hacer. Las poseídas hijas de Satán seguían atrás mío, trepando aún más rápido y botando espuma por la boca. Son sólo mujeres, me dije a mi mismo, y me comencé a balancear de un lado a otro en la enredadera. En efecto, eran sólo mujeres, y como las mujeres no tienen equilibrio, una a una fueron cayendo de nuevo al piso a llorar y gritar. Ha! Ha! me burlé, y seguí trepando.

Llegue a la ventana abierta y me di cuenta que daba al baño. Qué conveniente, pensé, eso de trepar por una enredadera mientras una jauría de desquiciadas te persigue con cuchillos de carnicero me había ensuciado un poco. Mientras me lavaba las manos, una sombra apareció por la ventana. Casi me cago del miedo. Una de las “chicas” había logrado permanecer en la enredadera y trepar hasta el baño. Carajo. Qué horrible, era como la tipa de “El Aro”, sólo que peor. Estaba a punto de saltar y devorarme y comerme cuando, de pronto, en un desesperado intento por sobrevivir, agarré un bonsái que estaba por ahí y se lo tiré en la cabeza. Mientras gritaba, aproveché y le metí una patada en el estómago, haciéndola caer por la ventana junto a sus hermanas demoníacas. HAHAHAHAHAHAHAAHAHA! Así es como se maneja a las quinceañeras.
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