lunes, setiembre 24, 2007

El Otro Lado

Dos tiros a la cabeza y un charco de sangre a mi alrededor. Todo es tan borroso, veo rayos de niebla que vuelan de un lado a otro, pinceladas rojas cada vez que respiro, un nudo en la garganta y tantas ganas de llorar. Tantas ganas de llorar.

¿Qué me pasó? Muerto con dos balas en la cabeza, sigo tirado en el piso. Las luces se van apagando, ya no hay voces, ya no hay gritos. Es el fin de todas las cosas y escucho una melodía que me tranquiliza, que me seda. El sol esta saliendo y puedo oír el canto de las golondrinas al amanecer. Una luz tenue atraviesa las hojas que caen de un árbol a mi costado. Una paz inmensa me llena mientras respiro aire puro. ¿Aire puro? Quién lo diría. Me incorporo lentamente como si hubiera despertado de una siesta. No se dónde estoy ni quiero averiguarlo. Camino un rato entre las hojas que se amontonan en la hierba. Caminando me doy cuenta de lo increíble que es toda esta situación. Estoy seguro de haber muerto, ¿Estoy ahora del otro lado?

Siempre sería otoño si en este lado existieran las estaciones, pero para esto tendría que pasar el tiempo, tendrían que pasar los minutos y las horas que acá no existen. No siento más que instantes. Instantes que son y luego dejan de ser. A instantes avanzo sin siquiera moverme, a instantes me muevo sin necesidad de avanzar. Es como un cuadro que es repintado constantemente. Siempre me encuentro en el mismo cuadro, inmóvil pero pintado diferente a cada respiro.

No tengo hambre, no tengo sueño. No estoy cansado ni aburrido. No espero nada, no busco nada. Inmóvil camino por un sendero que nunca acaba. Sin embargo, la tranquilidad que sentía al comienzo va transformándose en una rabia incontenible. Un odio podrido que llevo adentro, unas ganas atroces de salir de este lugar. ¿Qué es esto? ¿El cielo? Lo dudo. ¿El infierno, entonces? Lo esperaría más poblado. Llego a la conclusión de que estoy atrapado en algún lugar intermedio, en una especie de salita de espera. Espero sin que pase el tiempo que no existe.

Quiero volver. Si, quiero volver al mundo de mierda que me escupió tantas veces, que me golpeó y me hizo sangrar tantas veces, del que en tantas ocasiones quise escapar. Nuestro mundo es uno que no sabe querer, nuestro mundo es uno que te dispara en la cabeza, dos veces. No obstante y a pesar de las circunstancias, hay demasiado por ver, por sentir, por sufrir y por gozar en el mundo para por lo menos sentir curiosidad. Es a esta curiosidad a la que me aferro con todas mis fuerzas, aún cuando ya estoy muerto.

Todo lo que pude sentir en ese lugar es inexplicable. No tendría forma de responder a cómo llegue a evolucionar en emociones en este espacio sin tiempo ni cambio. De alguna manera logré dar un paso adelante en una dimensión donde eso no es concebible. Es cierto que me morí, pero quizás no del todo. Al transformar mis sentimientos, cambiaban al lado de los vivos, y definitivamente ya no estaba del todo en el otro lado. Mi esencia se escapó del sistema y fue filtrándose de regreso a la vida.

Al regresar, todo estaba exactamente como lo dejé en el instante que pasé a estar muerto. Seguía la sangre a mi lado, la gente a mi alrededor, todo se iba aclarando. La niebla se consumía en el aire, las luces ya no eran tan confusas. Ponto la gente se fue dispersando, todos tomaron distintos caminos, ahora me encuentro solo y tirado en el piso. Con mis manos busco las heridas que me mataron pero ya no tengo nada. Respiro hondo buscando calmar el dolor de cabeza que tengo. Me incorporo lentamente como si hubiera despertado de una larga noche de humo y alcohol. No se dónde estoy pero creo poder averiguarlo. Camino un rato entre las calles trasnochadas que todavía no quieren despertar mientras me doy cuenta de lo increíble que es esta situación. Ahora que estoy seguro de estar vivo, ¿De qué lado estoy?

Joc

1 comentario:

Anónimo dijo...

hay algo de ti que me gusta