lunes, febrero 26, 2007

Joc y la princesa del bosque I

Se me había acabado la inspiración y la esperanza. Sin nada que perder agarré lo que pude meter en una mochila y tomé el primer autobús que vi. Destino, desconocido. Motivo, aventura. Fin, libertad. El miedo no existía y dejaba que la carretera me lleve a donde le parezca. Sin embargo, el viaje mismo le quitó todo lo poético al asunto. Incomodísimo, traté de descansar los ojos un poco.

Desperté algunas horas después y decidí bajar sin ver dónde me encontraba. ¿Por qué? Era algo extraño, pero sentía que por primera vez estaba viviendo en serio una de las tantas historias que he inventado. Era mi momento para ser todo un personaje de ficción. Hasta este punto, en este cuento que narraba y vivía al mismo tiempo, era un escritor liberado a sus emociones, buscando algo nuevo e infinitamente diferente a lo que estaba acostumbrado. Quedé maravillado al ver un bosque frente a mi, una vez que el autobús siguió su camino. Caminé un poco y dejé que la naturaleza me envolviera. El ambiente era perfecto; una tarde cálida de verano, la luz del sol atravesando los árboles que estaban por todos lados. Mientas exploraba, sentía como el aire puro entraba a mis pulmones. Sentía como mi cuerpo se relajaba, se entregaba a este lugar tan extraño que me envolvía cada vez más. Casi de manera inconsciente, seguí caminando hasta escuchar el sonido del agua. Me asomo entre los arbustos.

Veía un riachuelo a lo lejos, luego una cascada que terminaba en un estanque. Parecía la fuente de vida de todo el lugar. El núcleo del bosque, tan eterno. La magia que recubría todo, los árboles, el suelo, el agua, las rocas, la luz, como dije, todo salía de ese punto. Estaba fuera de mí, todo daba vueltas a mi alrededor y era perfecto. Podría haberme quedado ahí para siempre y no me hubiera arrepentido. Todo lo vivido, lo sentido, no se comparaba con esa única sensación. Por lo menos hasta ese momento.

En medio de ese clímax, un ruido me devolvió a la realidad. Una sombra se movía entre la vegetación. Me di cuenta de que era una mujer mientras se acercaba al agua, la cual, reflejando la luz del sol, generaba una atmósfera increíble. Estaba de espaldas hacia mí, inclinada hacia el estanque. Bebió un poco de agua. Ya me encontraba algo atontado.

De pronto, se volteó completamente y empezó a mirar hacia donde yacía escondido. Una vez que la vi, mientas se acercaba, dejé de respirar. Fue tan extraño, lo que sentí en ese instante. La primera vez al encontrar el estanque y, ahora, con ella. Mi vida ya no valía nada comparado con esos momentos, éste en especial. Estaba completamente paralizado, ahogándome en su belleza. Por suerte, este estado de choque ayudó a que no me viera. Su figura era exótica, pero fina. Tenía un brillo alrededor, un aura de la cual emanaba un aroma que me embriagaba y me hacía flotar por dentro.

Mi espíritu se desprendía de mi cuerpo y quería volar hacia ella. Seguía paralizado. Su pelo era negro como la noche más oscura. Algo ondulado, caía de la manera más perfecta sobre su cara. Caía desordenado, pero la volvía aún mas preciosa. Tenía unos ojos enormes y verdes como esmeraldas. Su piel morena hacía que resaltaran aún más de su cara. Poseían una mirada que me hipnotizaba al instante, cálida y apasionada, pero a la vez tan misteriosa. Era una musa, la mejor de todas. El bosque era un altar a la belleza, con una única diosa. Ella.

¿Era acaso la inspiración que estaba buscando? No, era mucho más que eso. Estaba completamente enamorado y sólo la había visto unos segundos. Eran sus labios los que ahora tenían el poder sobre mi cuerpo, era su piel mi único destino y eran sus ojos, desde aquel momento, los que me darían la luz que necesitaba para seguir mi camino. Una vez que se había ido, pude respirar de nuevo. No había sido un sueño. Este lugar, tenía algo raro. Seguía entre los arbustos mientras poco a poco oscurecía. Sentía un poco de frío. En silencio fui comiendo uno de los panes con atún que tenía en mi mochila y, un rato después, me quedé dormido.
Joc

jueves, febrero 01, 2007

Qué te pasa con CHUBAKA? y cangrejos de borgoña.

Cuando te encuentras una tarde cualquiera en tu casa y no tienes nada que hacer, no tienes fichas para ir a comprarte un helado y estas recontra aburrido, no entres a messenger. Aburrimiento + messenger + locuras + hablar con Joc = Pepo esta loco. Fuera de huevadas, ¿Qué te pasa con CHUBAKA?
Cangrejos de Borgoña

Una vez se encontraba Umaga luchando por el campeonato mundial de pesos pesados cuando en eso entró por la puerta trasera del escenario chubaka. Este lo retó, parecía que Chubaka quería sacarle la mierda. Al parecer Umaga había roto la cañería de su casa y por eso estaba tan sulfurado, Chubaka no creía en nadie. En eso se escuchó desde la tribuna que un fan de Chubaka le gritó muy molesto a Umaga: “Que te pasa con CHUBAKA?”. Esto desató la pelea en el público, pero en eso apareció Dios y les dijo: “ ¿Alguien tiene cangrejos de borgoña? ” Todos se quedaron callados por 10 minutos hasta que Dios se hartó y dijo: “Bueno, chau”. Apenas Dios desapareció, la tribuna empezó a flotar, por ahí escuché que se iban al país Caramelo ya que querían comer esos dichos cangrejos de borgoña. Mientras tanto en Springfield, una niña conocida como Chupa Mela pensaba en como conseguir un 20, en su examen semestral, era algo imposible ya que el profesor Nomenclato no tenía compasión alguna con los suburbios sobre todo con Chupa Mela, así que la niña se escapó de su casa, fue a buscar a su amigo “el gordo” y se fueron juntos a la ciudad vecina que era Malaska. Al llegar fueron directamente a la estación de policías donde se encontraron con Cheeto, este era un flaco de 2 metros de alto, que le encantaba comer pizza con camarón. Bueno, ese no es el punto, la cosa era que Cheeto estaba muy triste, porque su padre había desaparecido, al parecer las malas lenguas comentaban que se había ido porque quiso, otros decían que se fue porque quiso mientras que los más exagerados decían que se fue porque quiso, eran muchas las cosas que comentaban en Malaska. Pero la cosa es que en Malaska ya no habían más tiburones que casar entonces BAN BAN, el padre de Cheeto, se fue a Caramelo, para buscar tiburones. No mentira. Fue por los cangrejos de borgoña!! Era una adicción, al parecer de chico, BAN BAN, probó estos cangrejos y quedó hipnotizado. Entonces se fue en busca de ellos. Los tres chicos, Chupa Mela, el gordo y Cheeto se fueron al país caramelo por los cangrejos de borgoña y bueno, el padre de Cheeto. En otra parte del mundo, en Grecia, encontramos a los Incas que habían viajado desde América para encontrar una pistola que pudiera matar al cura 23 para revelar el secreto de los cangrejos de borgoña. Encontraron la pistola, mataron al cura 23 que reveló el secreto de donde estaban escondidos los cangrejos de borgoña, entonces los Incas empezarón a viajar desde el año 1492 hasta el 2045 para ir al país Caramelo y comerse los cangrejos de Borgoña. Al viajar tanto, descubrieron muchas cosas. Vieron el peor asalto del mundo a manos de Canguro Jack que no estaba seguro de lo que hacía ya que la gente que escribía en el Comercio lo estaba presionando. Lograron apreciar a Gonzalete comiéndose un manglar de leche al costado del niñito que nunca comprendió porque el bebé lograba pronunciar la letra H al revés. Pero entonces llegaron al 2045, y fueron al país Caramelo, para comerse los cangrejos de borgoña.

Al llegar al país Caramelo, los 3 amigos, la tribuna enfurecida y los Incas, fueron directamente al volcán de chocolate para comerse los cangrejos de borgoña, fue una lucha total, los Incas mataron a todos y se suicidaron. No mentira. Pero ellos fueron los primeros en llegar al monte # 31 donde estaban ubicados estos dichosos cangrejos, pero al llegar no encontraron nada y le pasaron la voz a todos los demás para que los ayuden a buscar pero nadie encontró nada. En eso salió Dios del cielo, y dijo: “ tengo los cangrejos” y desapareció. Al escuchar esto, todos los persojanes mencionados fueron corriendo al cerro más alto del país y se tiraron pero el único que sobrevivió fue Ban Ban porque se olvidó de que el podía volar.
Y colorin colorado este cuento se ha acabado.
Pepo
"Una experiencia inolvidable, y eso que ni me gustan los cangrejos!" - Joc