miércoles, setiembre 10, 2008

En el mundo geométrico

En el mundo geométrico, no existen más que figuras ideales. El paisaje ante el que me encuentro solo puede ser visto a través de un caleidoscopio que no para de dar vueltas. Los colores saltan y vuelven, su movimiento es constante pero aleatorio. En mi cabeza ha quedado perpetuo un instante. Se ha repetido en mi memoria por lo menos veintisiete veces. Voy a contarlo, para escapar de él.
No existe el cielo. El fondo es azul y celeste a la vez. Veo dos círculos gigantes, verdes, delineados de negro, como pintado con aerosol. Uno encima del otro, solo que un poquito al costado.
No existen los planos. Dos millones de triángulos morados parecen estar sobre una superficie anaranjada (pero no hay superficies en el mundo geométrico). Son dos grupos separados, atravezados por varias líneas rojas fosforecentes líquidas. Parecen teñir un poco todo el paisaje. Estoy algo mareado.
La imágen huele a muerte de neón. Huele a plástico de juguetes. Me gustaría entrar al mundo geométrico. Dicen que detrás de cada triángulo se esconde un payaso hecho con figuras aún desconocidas para el hombre.
En ese instante, quise conocer a todos los payasos. Escuchar todas las risas.
Hoy siento dos manos negro en silencio tapar mis ojos, y tengo náuseas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

qué pasa que ya no escribes?