viernes, agosto 01, 2008

En el Coloso

Me despertaron todos los gallos del mundo. Sus cantos sabían a pisco, a tierra mezclada con sangre. En sus cantos oía la muerte, la furia. Me despertaron y el sol me hizo bajar los ojos. Así fuera de noche se bajaban solitos, se están muriendo.

El tiempo no corre. Junto los fragmentos de la noche que siguen frágiles.

Todas las navajas están volando.

En el coliseo, todos fuimos gallos. Todos vimos al ojo del animal y le pedimos que matara por nosotros, que se desangrara en nuestros nombres. Nosotros no podemos, pero ellos cumplen.

Voy izquierda.

En el primer salto, yo fui gallo. Caí picando, caí jodiendo.

Las navajas siguen volando. Yo ya no puedo, pero sigo oyendo esos cantos.

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