lunes, febrero 25, 2008

Martes de Gótica

Yo no sé qué pasa con el mundo algunas veces que sin querer me encuentro frente a situaciones de lo más extrañas. Extrañas para mí, por lo menos. Lugares y momentos de los más cotidianos para unos cuantos, mezclados con algo de mi excentricidad y locura general, se vuelven, bueno, lo que escribo. Hoy: Gó-ti-ca. ÉL lugar donde uno quiere estar, todos los martes del verano.
Digamos que un día estás en tu casa y, luego de un par de llamadas, tu plan para la noche es ir a gótica. Es martes y va a ir un culo de gente. Le pides a tus viejos algo de plata, te dan veinte lucas y entonces ya sabes que te vas a regresar caminando. Entonces te arreglas pues, no tanto porque no eres cabro, nada de cremas ni huevadas, pero te has bañado y hueles rico. Una camisita, unas buenas tabas y listo. Te miras al espejo y piensas: Esta noche, yo soy. Osea, el men. Sales a la calle, te compras cigarros (con el cambio que te quedaba de la noche anterior), llegas a Larcomar, te encuentras con tus patas, todo chévere. Si tienes suerte, saludas a un par de amigas mientras haces cola para entrar a Gótica. No te piden DNI porque los martes son para chibolos y entras al ambiente cuidando como caminas, a quién miras, dónde te paras. Vas al baño, te mojas la cara, te miras al espejo y piensas: Ya sabes causa (hablándote a ti mismo en tercera persona, más huachafo), esta noche, somos. Sigues siendo el men. Sales a la terraza, prendes un cigarro, empiezas a chequear a la gente y sin darte cuenta el lugar esta que revienta y todos se están divirtiendo. Te acercas a la barra y dices conchasumare la chela cuesta cinco soles. Cinco soles por una cagadita de cerveza, barena encima. Sin embargo, miras al costado y un patita con pinta de pendejo mueve el hielo de su cuba libre. ¿Cuánto cuesta? Doce soles. Conchasumare.
Ya la cosa no pinta tan bien como antes y te sientes medio fuera de lugar. No sabes dónde están tus amigas y te preguntas de dónde chucha sale tanta flaca que parece de porcelana. Piensas qué rico mientras pecas todo lo puedes con la mirada. Tus patas están en ni mierda, igualitos a ti, sin nada que hacer. Sin vela en el entierro, sin gorrito de fiesta, sin pan con jamonada, con el negocio quebrado, todos rótandose un puchito hasta que se queman los dedos. Buscas en tu bolsillo tu cajetilla de Lucky pero está vacía. Cómo no se te van a acabar los puchos si en la cola te pusiste compulsivo. La cagaste, pues. Sin cigarros, aburrido. Sin amigas que andan bailando por ahí con huevones que si saben cómo es la jugada en Gótica, aburrido. Tú, broer, no estás para esto. No sigues el ritmo, no estás en la corriente. Estás cagado. Vas de arriba a abajo, caminando como si de verdad tuvieras a dónde ir, pasa una flaca, babeas un rato, alguien dice algo, te cagas de risa, pero no te dura. No lo suficiente para olvidarte de las veinte lucas que ya soltaste para entrar a gótica y aburrirte. Entonces, te arrepientes. Te arremete el deseo de retroceder el tiempo. Ni cagando, te dices a ti mismo, quieres bailar. Agarras a tu causa y le dices: Vao a tonear, pes. Ahora estás dándole vueltas a la pista de baile, emocionado, de cacería, buscando al par de flacas que te van a armar la noche. Miras por todos lados, como si en verdad tuvieras derecho a escojer. Estás huevón, pues. ¿Tú en verdad crees que tienes la situación controlada y que llevas el juego a tu propio paso? Nada que ver, causa, ya te ganaron hace rato. Y lo peor de todo es que te das cuenta, pues, tu ya lo sabes. Pero sigues dando vueltas, aunque ya te hayas rendido, como quien quiere hacer algo pero sabe que no va a hacer ni mierda. Empiezan las excusas, Oe, ¿Éstas dos? Habla. No broer, están hasta el culo. ¿Y esas? Ya, ya, vao, puta no, mira, acaban de cagar a esos dos huevones. ¿Esas? Tas loco, broer, de hecho son botadazas. No la hago. Te rendiste, pues. No era lo tuyo, Gótica se llevo tu plata y tu moral. Hasta tu autoestima, de repente. Ya te has ido dando cuenta que por lo menos hay treinta patas por los que una flaca va a voltear a mirar antes de verte a ti. Conchasumare, maldice a tus viejos por combinarse tan mal pues. No eres tan feo, tampoco. Ni cagando, aunque la dudas. Entonces recuerdas lo que te dije, que a una chica no se le entra sólo por los ojos, sino también por los oídos. No puedes irte sin bailar, ahí si te caes a pedazos, carajo, por algo es discoteca. Ves a la primera conocida en la pista de baile y, pensándolo dos veces, PAN mierda estás bailando. Ahora, ¿Tú bailas? Sabes un par de vueltitas, el ocho, sigues bien el ritmo y por lo menos no eres ese huevón a tu lado que parece estar convulsionando. Vas ganando confianza cuando au mierda, puta madre, la pisaste. Das una vuelta y oe carajo, codazo al del costado. No sabes qué hacer y las cosas están un poco tensas pero haces un par de bromas, te ríes de todo como si no te importara. Como si toda la nota de salir a bailar y esas huevadas no fueran lo tuyo. La flaca sonríe y esta todo bien. Te recuperas un poco, usas tu intelecto, racionalizas, aunque no bailas ni mierda, tienes buen floro. Igual, ya no tienes nada que hacer por esta noche. Esta noche, fue un viaje a otro mundo. No estabas preparado, y seriamente, no te debería importar. Esa huevada, no es real, salvo que la hagas linda. Entonces, si estás cagado, eso es lo que te tienes que decir: No es real. Te quitas temprano, caminas a tu jato, recuerdas (o inventas) lo rescatable de la noche y te olvidas de tus veinte lucas. Fin.
Lo que pasa con Gótica es que puta, no es lugar donde uno se pueda sentir bienvenido asi nomás. Es un ambiente agresivo, vanal, psicodélico de manera atorrante-colorida y, sobretodo, de lo más superficial. Por lo menos desde donde yo lo veo, y eso que no me gusta mirarlo mucho. Si no encajas, no la haces. Tienes dos opciones: o te adaptas al ambiente y tratas de ser como los bacancitos que viste la otra noche, o adaptas el ambiente a la cagada que eres. Simplemente te metes por ahí, siendo un intruso desatinado, por lo menos no pasas desapercibido. Lo peor es que le seas indiferente a Gótica. Si un par te dicen aj, otro par dirán ala mierda qué cague de risa ese huevón. Tienes que ser tú mismo y dejar que eso hable por ti. Confianza, de eso se trata. Ahora veamos, no todos somos perfectos. Por eso, si no te resulta fácil seguir mi consejo, sugiero lo siguiente: Anda borracho. Es probablemente lo mejor que uno puede hacer. Diversión y risa asegurada, desbordante confianza y floro como mierda. Cuando vayas al baño y te mires al espejo, vas a estar un poco más feo que siempre, pero vas a decir: Puta causa, qué pepa soy. A la hora de bailar, vas a ser el primero. Te van a cagar, pero no te va a importar, y de una manera u otra, la vas a terminar haciendo y entonces cuidado todos con el rey de la salsa. Con tal que sepas medirte (osea, no te desmayes), la vas a terminar pasando de puta madre. Sin embargo, tengo que decirlo, el mejor plan para cualquier martes es y siempre será: Ir al cine y chupar en el parque. Que la verdad sea dicha: Si no la haces linda, ¿Para qué ir a Gótica? Yo te digo, vale más el cine 2x1. Joc.

1 comentario:

Joaquina Maldonado dijo...

El cine siempre siempre es mas paja, y muucho mas paja si es para ver "Alvin y las ardillas".