Volteándose a la botella
permanece
el vaso vacío
y medio lleno
me habla de colores
me habla con palabras que
siento mías, siento perfectas
y al ritmo del vaso
prenderme a su paso
y viajar su viaje extraño
al sentir un sueño propio.
Qué pintas vaso,
medio vacío tan lleno
me pinta soñando
ganando y perdiendo
me pinta atrapado
me pinta y yo no lo hago.
Ya no entiendo su discurso
y entonces prefiere
callar
y escucharme a mi callado
pensando en que a tu lado
nunca nada era difícil, ¡Ay
vaso no te burles
de mi verso trillado!
que si sueno a enamorado
culpa no a mi corazón
sino a tu pintura
sino a tus colores
sino a tus palabras
Vaso vacío
y tan lleno, tan
por sobre todo lo que tengo
a ti te tengo, y encuentro
en tu poción salvaje
que escuchas, que entiendes
y te vuelves parte mía
cuando soy completamente un vaso
que a veces esta medio
pero casi siempre vacío.
II. Y camino extraviado
Camino por la vereda
camino entre las sombras de los arboles
yo camino, y a la vez
paso a paso retrocedo
y de nuevo avanzo
y no me quedo porque me llevan
me llevan aguas turbias
me lleva un sentir confuso
camino entre sombras y bloques
de piedra, de acero
grises y al verlos
camino de noche, con ojos de noche
sin piso ni cielo.
Mi camino es uno
que aún no ha sido trazado
y sin embargo han caminado
muchos otros
ojos trasnochados
y el destino me espera
sin yo haberlo llamado
camino ahora al borde de la vereda
hay luces a mi lado
perdiéndose avanzando.
¿Por qué mi caminar no trazado
no rueda al son de los faros?
Me miran sin que yo los quiera
y de un monte, al lado
me buscan entre sirenas
qué paso mi pie ha dado
qué buscan
me buscan atolondrados -
salen del monte, cabalgando
y no tengo miedo ni furia ni paz ni pereza
son espectros
oscuros y a la vez
tan claros
claros a mis ojos trasnochados
claros en la luz de cada faro.
¿Por qué al ver la otra vereda
siento inútil mi camino?
y digo
no
es que hay huellas del pasado
que no quiero hoy pisar
y en mi particular caminar
busco yo también algo
busco mi reflejo perdido
y tus ojos
extraviados
no quiero caminar, sino volar
y a pasos que no entiendo
me siguen llevando
aguas turbias
y un sentir foráneo.
III. Pues soy el hijo
Soy el hijo bastardo
de la tierra
del caos
y las falsas estrellas
nacido en el humo
y a la luz de postes amargos
de ojos angustiados
que a la espera de un paisaje armonioso
se marchitan
como la rosa no correspondida
en la mano
de un amante derrotado.
Son postes como esos
mis hermanos
y lloran conmigo
perlas de fantasía
que se revelan en el silencio
de lo oxidado.
Soy ceniza en la vereda
y una marca masticada, hecha negra
barrida al dolor de los quiebres
en la brea y en el cemento de la memoria
de lo que alguna vez fue sol,
y mar y sonrisa, quedan huellas.
Soy el hijo bastardo
del transtorno
de las voces en la avenida.
Soy una lágrima amarga
que se esconde
en risas floreadas de plástico
y desespero
pues desespera
el temblar de mi mano.
Joc
1 comentario:
Mierda, puto de mierda... me gusta el tercero. Me gusta, puto...
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