lunes, febrero 02, 2009

Aire

Estaba tratando de escribir algo en la computadora cuando volteé hacia la terraza. En el edificio de enfrente, una bandera del Perú se ondea, libre, desenfrenada. Lo que la bandera no sabe es que no es ella la que se mueve. Al final del día, todo se remite a las fuerzas aleatorias del viento. Alta en el cielo, la bandera se presenta todopoderosa. Sin embargo, su grandeza sigue siendo un mero capricho del viento gentil de este verano que no deja de atormentarme. Escribir es imposible. Hoy solo escribiría de mujeres, de altares psicodélicos en bares, en veredas, de diosas letales. De una en especial. Y aún si llegase a armar oraciones y párrafos, no tendrían sentido. No sonarían bien.

Hoy me tiemblan las manos. Hoy dos gallinazos se han plantado en el techo del edificio de enfrente, y me miran con odio. Ya no veo banderas llenas de pretensiones.

3 comentarios:

. dijo...

caca

Anónimo dijo...

caca... total.

Anónimo dijo...

jaja ese aire siempre polemico